Canadá, que vivió un boom del mercado accionario el año pasado cuando se convirtió en el primer país industrializado en legalizar el consumo recreativo de marihuana, ya no tiene rastros de aquella euforia que prometía millones de dólares en ganancias para cultivadores, revendedores e inversores.
“Ahora nadie quiere invertir en ella”, explicó John Kurt Pliniussen, profesor de marketing en la Smith Scool de Negocios de la Universiad Queen de Kingston, Ontario. Según explicó al New York Times, esto sucede porque quien invirtió en la llamada “carrera verde” perdió dinero, y en el primer año de la legalización el valor de las acciones para las seis empresas más grandes de cannabis de Canadá cayó un promedio del 56 por ciento.
Las compañías consideran que es solo una cuestión de tiempo para que se invierta la tendencia y esperan que haya un cambio importante a partir de hoy, cuando comienzan a venderse en el mercado legal bebida y alimentos a base de cannabis.
Sin embargo, los problemas persisten: por ejemplo, el hecho de que los gobiernos provinciales en Ontario y Québec, cuyos residentes representan alrededor de dos tercios de la población, concedieron las licencias a negocios que venden marihuana con cuentagotas, a pesar de la gran demanda.
Los negocios legales son solo 24 para los 17,5 millones de residentes de Ontario y muchas personas todavía adquieren la sustancia en el mercado negro que, además, evita el pago de impuestos y por lo tanto la consiguen a precios más económicos.
Además, la elaborada estructura legal fue un obstáculo para las ventas, teniendo en cuenta que las leyes canadienses fueron pensadas para despenalizar el uso de la marihuana, no para alentarlo, con un sistema que limita fuertemente incluso el marketing y la publicidad.
(ANSA)