Carta de un amigo a otro

El periodista Alejandro Agostinelli publicó en su muro de Facebook un texto que le envío a un amigo suyo que vive en el exterior con una reflexión acerca del momento por el que atraviesa nuestro país.

Un periodista argentino le escribió una carta a su amigo, residente hace casi 20 años en España. “El me dijo que no le gustan mis posteos sobre lo que, a mi modo de ver, pasa en el país. Me ve monotemático, obsesionado y enojado. A mí nadie me exige escribir sobre temas políticos, no son mis temas, pero lo hago igual y afronto las consecuencias –que pueden ser graves y de hecho creo que, en lo personal, lo son”, escribió en su muro en Facebook Alejandro Agostinelli, editor de Factorelblog.com y autor de “Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Sudamericana, 2009).

Para Agostinelli, la percepción sobre la “macrisis” desde otro país es muy diferente porque “los que vivimos aquí sentimos el ataque directo cuando vamos al súper, pagamos servicios, cada vez que vemos a más amigos buscando trabajo, los negocios que cierran”. También dice que juega su papel “el sesgo determinado por los medios que marcan la agenda”.

A continuación, la carta que Agostinelli le escribió a si amigo:

“Querido, yo también te quiero, más allá de nuestras diferencias e incluso gracias a ellas. Me enriquecen y a menudo me tranquilizan, a veces me ayudan a desensillar, a bajar un rato y ver por dónde ando, aunque al cabo de un trote me vuelva a desbocar. No estoy obsesionado con Macri, estoy apenado, dolorido y preocupado, a lo mejor porque tengo datos sobre lo que está pasando que vos no tenés o quizás sí pero minimizás, no lo sé. Va a ser difícil recuperarse de la tragedia social en la que el Pro y el radicalismo nos han embarcado.

No sé cuál es la solución, es más, no creo que otros partidos tengan la solución, pero sé que este tipo juega para el equipo contrario. Hincha para su club de millonarios y si grita o se apura lo hace porque sabe que no tiene todo el tiempo del mundo cuando le está cagando la vida a tanta gente. Entonces ¿qué hacer? Bueno, lo que creo que corresponde. Garantizar que su partida sea lo más definitiva posible. ¿Cómo? Expresándome. Manifestándome. Tenemos limitaciones. La mayoría de los medios masivos no admite voces disonantes, más bien tiende a dejarlas sin trabajo. Tampoco puedo militar en un partido. Si bien existen alternativas, no las puedo promover, les tengo poca confianza. Ahora bien, el macrismo –Macri, Larreta, Lilita, Vidal, toda esa yunta– me despejó muchas dudas. Una: no todo es lo mismo cuando la opción es ahogarte o respirar. A veces la diferencia entre una cosa y la otra es la misma que entre vivir o morir. Éste es uno de esos momentos.

A lo mejor mis quejas, como las de otros que no encontramos mejor forma que tratar de deschavar lo miserables que son o la puteada destemplada, son de poca ayuda. En mi caso, puteo igual porque protestar para mí es como escribir: escribo sin pensar en posibles beneficios –aclaro por si acaso, para cualquiera que no es Murakami o Stamateas, tratar de vivir de lo que uno escribe tiende a ocasionar más perjuicios que beneficios. Es verdad, estoy monotemático, pero lo estoy a mi pesar, esta aplanadora social afecta a demasiadas personas, amigos, familiares, vecinos, prácticamente a todas las personas que conocemos, y, cuando es así, las catástrofes te imponen el tema de conversación.

Igual te juro que nada me gustaría más que dejar de hablar de estas preocupaciones. Me encantaría cambiar de tema. Cuanto más rápido mejor. Pero por ahora no es posible.
Abrazo, mi querido”.