Las cineastas Luján Montes y Luciana Foglio dirigieron “El ruido son las casas”, un atractivo documental que entró hoy en la Competencia Vanguardia y Género del Bafici, y en el que buscan capturar el proceso de creación de la música experimental en Buenos Aires, a través de un recorrido contemplativo y sensorial por shows y performances de varios de los intérpretes que componen una de las escenas sonoras más originales del país.
Influidos por el entorno urbano, y la sonoridad invasiva de bocinas, sirenas, motores, gritos, voces y murmullos humanos, esos artistas improvisan efímeras piezas sonoras que oscilan entre la música y lo que comúnmente se considera ruido, pero para ello pervierten el uso habitual de los instrumentos tradicionales y construyen dispositivos únicos con objetos inimaginables, como sillas, cucharas o globos.
“No intenta ser un documental definitivo sobre una escena. La idea era transmitir la sensación del estar ahí, mostrar la creación en tiempo presente y cómo gran parte de esta música está conformada por ruido y la omnipresencia de la ciudad. Estos músicos trabajan con los ruidos que nos rodean y tal vez la idea fue lograr que los espectadores habiten por un instante esos sonidos”, afirmó Foglio en una entrevista con Télam.
Por su parte, Montes explicó que pensaron la película como “un viaje nocturno, con ciertos rasgos oníricos. Queríamos que la atmósfera y la sensación que rondara la película fuera como de ensueño, y que no hubiera una lógica clara de causa-consecuencia entre las escenas, sino que todo formara parte de una sensación. En ese sentido, la música era muy importante”.
En ese extraño y misterioso periplo hay sillas metálicas que se mueven solas, haciendo ruidos al arrastrarse por el piso; una orquesta de globos que se inflan y desinflan generando sonidos graves y agudos; un grupo de mujeres que activa sus corpiños musicales mediante haces de luz; cantantes que vociferan sonidos guturales y hablan extrañas lenguas; y personas que manipulan todo tipo de objetos para generar eso que ellos llaman “música”.
“Estos artistas trabajan el sonido de un modo particular. Hay gente que quizás no puede percibirlo como un sonido muy musical porque justamente trabajan con elementos y sonidos que, en general, la música deja afuera. Ellos trabajan con eso que parece sobrar y lo traen al centro. Seguramente, ese es el costado más político de la película”, señaló Montes.
En el mismo sentido, Foglio señaló que “el trabajo de estos artistas tiene una dimensión política porque trabajan con cosas que ya están presentes en el mundo y subvierten permanentemente el uso corriente de esos objetos. Todo el tiempo le buscan una fuga a eso que ya existe, todo el tiempo están buscando resquicios para crear sonidos nuevos”.
Las directores coinciden en el mismo diagnóstico: “Lo efímero es un rasgo propio de esta escena. Incluso hay proyectos y grupos que duran una o dos presentaciones. Prueban y experimentan algo y luego lo abandonan, juntándose con otros artistas, formando nuevos grupos y poniéndose nuevos desafíos o metas. Son proyectos que duran un instante en algunos casos”.
Además de ceñirse al registro contemplativo de momentos y eventos efímeros, como recitales y performances, los realizadores se interesaron por intentar captar y transmitir “la sensación y la vivencia del sonido como algo matérico. Eso es medio clave en la película y para reflejar la creación de ciertos sonidos. El protagonista es el sonido y la percepción más allá del circuito que estamos retratando”, agregó Montes.
La cineasta añadió que junto a Foglio crearon “un ambiente de sonido urbano, completamente ruidista, que representa a esa música desordenada que escuchamos todo el tiempo en nuestro andar cotidiano y que se mezcla además con las actuaciones de cada uno de los artistas que registramos en el filme”.
“Lo que todos ellos comparten con la película es tratar de usar, vivir y sentir el sonido de otro modo. Son parte de una escena donde prima la creación de música experimental, el proceso creativo en vivo, siempre volcado a lo performático y espontáneo, porque en su mayoría son todas improvisaciones. La película no improvisa pero trata de emular esa sensación”, añadió Foglio.
(Con información de Télam)