Google tiene varias obsesiones, y una de ellas es la inteligencia artificial (IA). La evidencia más concreta está en DeepMind, la empresa de IA que la compañía de Sillicon Valley compró en 2014 y que ya aprendió a jugar videojuegos, a enseñar a otros sistemas de inteligencia artificial o crear un árbol filogénetico sin la intervención humana, entre otros logros.
Sundar Pichai, el CEO de Google, fue más allá: en una serie de charlas organizadas por el canal de televisión estadounidense MSNBC y la firma tecnológica Recode, no dudó en calificar a la inteligencia artificial como “más profunda que la electricidad o el fuego”.
Acompañado por Susan Wojcicki, CEO de YouTube, Pichai agregó: “Va a tener un impacto mayor. Como el fuego, también puede dañar o matar personas. Tenemos que aprender los beneficios que nos aporta y acotar sus desventajas”.
El hombre fuerte de Google no esquivó las dudas que surgen a partir de la cada vez mayor influencia de la IA en la vida cotidiana. Sin embargo, dejó un mensaje de tranquilidad: “Es justo estar preocupados por la inteligencia artificial, hay que ser considerados al respecto (…) y tratar de alcanzar un equilibrio”.
Profundamente optimista, Pichai sostuvo que el futuro será “brillante” y “feliz”. Cualquier parecido con la novela de Aldous Huxley, Un mundo feliz, es mera coincidencia. Para el CEO de Google, todo tiene que ver con un aprendizaje. “La humanidad aprendió a aprovechar el fuego para su beneficio, pero también ha tenido que superar sus desventajas”, apuntó.
El proyecto PAIR (People + AI Research), que busca afinar los deseos de las personas con lo que ofrecen los sistemas de IA, o el proyecto Google Brain, centrado en el aprendizaje profundo, demuestran que la compañía de Pichai no se detendrá hasta que la IA sea el último gran invento de la humanidad.