“La intimidad”, ópera prima de Andrés Perugini que se estrena este jueves en salas, muestra de forma documental los últimos días de la abuela del realizador, el legado que dejó y cómo actúa esto en la memoria de los seres queridos.
“Mientras las hijas iban deshabitando la casa de Irene, me preguntaba si era posible borrar sus huellas. A medida que sacaban la ropa de los roperos veía como su fantasma se asomaba en los vestidos floreados que ella se hacía y que tanto la representaban”, dijo el director.
“Pero a medida que los muebles quedaban vacíos y los espacios se iban despojando de éstos, su mundo iba desapareciendo”, agregó. Con cámara en mano y una puesta observacional, Perugini acompaña a su abuela en anécdotas, paseos por el jardín de la casa y reflexiones sobre su experiencia y la vida en general.
“No es un material familiar y está totalmente despojado de nostalgia. Más bien hay algo universal en ella (Irene), en sus movimientos, el cuidado del jardín, en su andar entre las plantas y la tierra, y esto tiene que ver con su experiencia de vida que con el tiempo fue mutando”, sostuvo el realizador.
El filme también refleja los sentimientos y sensaciones que afloran en las hijas de Irene y los vecinos, luego de su muerte y mientras se se meten en su cuarto y van descubriendo aún más la personalidad de su madre.
“Me parece interesante cómo, con el paso del tiempo, las personas van quedando desdibujadas por la tecnología, las máquinas van teniendo más importancia, median los vínculos entre las personas, la forma de relacionarse hoy es muy diferente a la que vivió Irene. Y esta es una problemática que está en cuestión en la película”, comentó Perugini.
En la película aparece de forma preponderante la religión.
Sí, pero toma valor desde lo ritual. Hay algo de rito, un saber que viene de otros tiempos: ellas decían que si algo está bendecido no se puede tirar a la basura, hay que quemarlo. En los pueblos pesa mucho la religión, y creo que tiene que ver con las pocas cosas que hay para hacer en estos lugares. En particular no me considero una persona religiosa, pero respeto totalmente a los que sí lo son, pero me parece terrible cuando se mete en las decisiones personales.
¿Cómo se ocurrió filmar a tu abuela y después el reparto de cosas?
Pensé en filmar a mi abuela por este registro de memoria. Hoy en día todos podemos acceder y hacer este tipo de registros cotidianos. El reparto de sus cosas viene después de su muerte, y eso es un momento único en la vida de los seres humanos. Sus hijas se lo tomaron con tanta naturalidad que me pareció movilizador. Sus hijas hacen propia su casa, la desarman para ponerla en venta, deconstruyen para dar miras al futuro, intentan borrarla del espacio para que lo habiten nuevas personas
(Télam)