Adiós a las materias por separado, a la repitencia y a las notas del 1 al 10. Pasantías, materias del CBC y un sistema de créditos es lo que se viene para la escuela secundaria en la Ciudad de Buenos Aires, a partir del 2018.
La reforma radical, delineada por el Ministerio de Educación de la Nación y el Consejo Federal se pondrá en marcha a partir del próximo ciclo lectivo, de forma gradual. Los principales metas apuntan a luchar contra la deserción escolar y a la “adaptación” a las nuevas exigencias del mercado laboral, en el que surgirán algunos nuevos puestos de trabajo y otros dejarán de existir.
Entre los principales puntos de la reforma se encuentra que en el último año de la secundaria, los alumnos trabajarán fuera del colegio: a través de pasantías, las autoridades en educación piensan vincular las orientaciones de los alumnos con prácticas profesionales.
Otra novedad pasa por el desplazamiento del tradicional régimen de calificación, con notas del 1 al 10. En cambio, se impondrá un sistema de “créditos”. Además, quienes no obtengan un buen rendimiento no repetirán más, como sucede en la actualidad. En vez de esto, deberán complementar sus estudios a contraturno.
Los alumnos también podrán, en el último año, adelantar hasta dos materias del Ciclo Básico Común (CBC) o de otras instituciones universitarias o terciarias.
Los cambios comenzarán a verse a partir de 2018 en 17 instituciones públicas porteñas. Para 2021, la reforma deberá haber alcanzado a 143 colegios.
Sin embargo, antes de que la iniciativa dé sus primeros pasos, este ya genera cuestionamientos. Amanda Martín, secretara adjunta del gremio docente Ademys también criticó el proyecto. “La reforma tiene tres nudos problemáticos.El primero es una degradación a nivel medio, un reemplazo de las disciplinas por área, y una disminución de los contenidos. El segundo nudo es un cambio en los métodos de enseñanza. El proyecto sugiere que los docentes den 30 por ciento de la clase y el 70 por ciento sea a través de facilitadores de tecnología. ¿Cómo va a ser la facilitación de tecnología cuando no tenés enchufes?”, se preguntó Martín, en diálogo con Diario Vivo.
La secretaria adjunta de Ademys también criticó el cambio que se avecina para el último año de la secundaria. “El tercer nudo es la desaparición de quinto año tal cual lo conocemos, en un sentido que se reemplazaría por trabajo en empresas, y el 50 del tiempo restante estará vinculado a proyectos de emprendedurismo. Entendemos que tiene que ver con lo que está en debate en la Argentina, que es una avanzada de los derechos laborales”, añadió Martín.
Además, actualmente, tres instituciones permanecen tomadas por sus alumnos. Se trata del Liceo N°9 Santiago Derqui, la Escuela Técnica N°35 Ingeniero Eduardo Latzina, y el Manuel Belgrano.
Antonella, alumna del Manuel Belgrano, planteó los motivos por los cuales en su colegio no apoyan la reforma. “Ya existieron experiencias de pasantías. Más allá de si es pagan o no, no nos llevamos ningún aprendizaje. No nos pagaban el total de horas que trabajamos. Tampoco nos daba la carga horaria y los profesores no daban abasto. Para nosotros es desolador y no estamos de acuerdo”, relató, en diálogo con radio Mitre.
La alumna, agregó: “Los que van a escuelas técnicas y hacen prácticas en empresas hacen lo mismo que en la escuela, pero con más presión, porque están en un trabajo. Además, es muy competitivo entre los alumnos porque las pasantías son muy pocas. Es muy triste que tengas que competir. Estamos en contra de una reforma que no nos da aprendizaje y les da a las empresas mano de obra gratuita”.