Todo lo que podía hacer para evitar a la Academia Sueca lo hizo. Claro que si quería cobrar los 820 mil euros que vienen el premio Nobel no podía desentenderse completamente de la distinción. Así es como Bob Dylan difundió esta semana el discurso en que aborda la relación entre las canciones y la literatura.
El cantante cumplió con los requisitos de la Academia Sueca, que difundió el discurso y lo calificó como “extraordinario”.
“Cuando empecé a escribir mis propias canciones, el lenguaje del folk era el único vocabulario del que disponía, y lo usé. Pero tenía algo más: tenía los principios y las sensibilidades, y una visión informada sobre el mundo. Y los tenía desde hacía tiempo. Lo aprendí todo en la primaria. Don Quijote, Ivanhoe, Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver, Historia de dos ciudades, todo el resto – típicas lecturas del colegio que te daban una manera de ver el mundo, entender la vida y observar la naturaleza humana, así como entregarte un estándar por el cual poder medir las cosas. Cuando empecé a componer canciones y escribir letras, usé todo eso. Y los temas de esos libros fueron encontrando el modo de colarse en muchas de mis canciones, a sabiendas o inconscientemente. Quería escribir canciones que fueran distintas a todo lo que habían escuchado, y esos temas tomados de los libros fueron fundamentales para lograrlo.Hay tres libros en especial que me han obsesionado desde que los leí cuando era pequeño. Quiero hablarle de tres de ellos Moby Dick, Sin novedad en el frente y La Odisea”, dice Dylan en su discurso.
En otro tramo de su discurso, Dylan se refiere a la música y al universo de las letras: “Nuestras canciones viven en el mundo de los vivos. Pero las canciones no son como la literatura. Están para ser cantadas, no leídas”.
El año pasado, las autoridades de la Academia Sueca justificaron la distinción a Dylan en que el cantante creó “nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”.