La aguja central ya no está y tampoco el techo. Quedaron los andamios que se estaban usando para refaccionar el edificio y, ahora, las paredes lucen negras. La Catedral de Notre Dame vista desde el aire muestra, por un lado, el daño inmenso que tiene el lugar histórico, pero, a su vez, deja ver que si no hubiera sido por el trabajo de los bomberos parisinos, del templo gótico podrían haber quedado solo escombros.
La pérdida más visible es la aguja de la catedral, desplomada entre las llamas una hora después de iniciarse el incendio. El gallo que coronaba la aguja fue hallado anoche entre los escombros durante una vigilia frente a la catedral.
En un espacio contiguo también se hundieron el crucero y el transepto norte, y el ministro de Cultura Franck Riester dijo que hay “una gran inquietud” por la reacción de la bóveda a la gran cantidad de agua empleada por los bomberos, pero los muros “quedaron totalmente en pie” aunque “se vinieron abajo dos tercios de la cubierta”, unos 1.000 metros cuadrados.
Así se ve hoy Notre Dame desde el aire:
Los tres rosetones, que representan las flores del paraíso y fueron construidos en el siglo XIII junto con el resto del edificio, “quedaron afectados, pero aparentemente no sufrieron daños catastróficos”, dijo Riester.
Entre los elementos rescatados están las estatuas de los 12 apóstoles y los cuatro evangelistas, que estaban alrededor de la aguja y fueron retiradas la semana pasada para ser restauradas, y el mayor órgano, uno de los tres que había en la catedral y que se considera uno de los más célebres del mundo, con cinco teclados y cerca de 8.000 tubos.
También se salvaron de las llamas alrededor de 50 cuadros conocidos como “Mays”, que forman parte de una serie de 76 regalados por la cofradía de los orfebres de París en homenaje a la Virgen María entre 1630 y 1707.
Por su parte, el rector de Notre Dame Patrick Chauvet dijo hoy que la catedral permanecerá cerrada por no menos de seis años, tiempo por el que se extenderán los trabajos de restauración.