Se publicó recientemente el libro “El mal amor” de José Sbarra, por la editorial independiente “Dagas del Sur”. Ésta, es la primera edición completa del libro inédito del autor, que incluye 58 poemas, facsimilares de los manuscritos mecanografiados originales y fotografías cedidas por su familia y amigos y trae a la escena literaria actual a un autor que venía circulando de forma dispersa pero constante a través de Internet y ediciones piratas.
Pocos escritores ganaron terreno de forma tan rápida e inesperada al mismo tiempo como José Sbarra. El autor, nacido en 1950 y fallecido en 1995, formó una obra sólida a pesar de su corta vida y el mito que amenazó con dejar en las sombras a sus libros. Sin embargo, la reciente edición de El mal amor (Dagas del sur, 2017), libro inédito de poemas de Sbarra, rescata la obra por sobre la figura de un escritor que aprovechó la polémica para apuntalar su literatura.
Sbarra es para muchos una de las figuras más representativas de la literatura under de los años 80 y 90. Siendo precursor de la edición autogestiva, manifestó las voces de los marginados, las trans, los gays y todo aquel que este sistema excluyera. Olvidado durante una década, a fuerza de su obra y con el creciente acceso a internet se convirtió en el mito que es hoy en día tras haber circulado solo por la web y en ediciones de baja tirada. Es por esto que la editorial Dagas del Sur se propuso rescatar los textos de José y dar comienzo a la colección “José Sbarra”, presentado sus libros inéditos y reeditando toda su obra para adultos.
Sobre la edición pirata y la difusión vía web de los libros de Sbarra, su hermana, quien recibió los derechos de sus obras de mano del autor antes de morir, señala: “Muchas veces me dijeron: ‘Tal está publicando la obra de tu hermano’, pero yo respondía que no importaba, que a José no le interesaría eso. Él quería que todo el mundo lo leyera. Vos fijate que en uno de sus libros dice ‘Si no podes pagarlo, robalo’, recuerda con una sonrisa.
Años antes de que Internet interrumpiera en la vida cotidiana de todos, Sbarra apostaba por la libre cultura. “José hubiera puesto todo en la web, la hubiera aprovechado mucho”, asegura Morato.
En cierto sentido, su hermano mayor le transmitió no solo el amor por la literatura, sino esa idea de no tenerle miedo a las cosas nuevas, lo que la hace conocer gente interesada en la obra de José y que le dan abrazos que esconden una mezcla de afecto y admiración: “José escribió para abrir un poco el camino para gente que venía detrás de él y que se sentía sumamente marginada. La imagen que yo tengo de José es de alguien que fue muy generoso siempre, ya sea ayudando a otras personas o escribiendo lo que otros no se animarían a decir y representándolos”, cuenta Pipi con alegría sobre la figura de su hermano escritor. “Yo lo veo como una persona incansable de buscar, siempre había algo más. Para mí también era mi hermano mayor, me defendía y también me hacía participar de aventuras”, remata divertida.
Sin embargo no todo fue fácil y la propia hermana del autor fallecido en 1995 se encarga de aclararlo: “En su momento, después de la muerte de José, me recorrí muchas editoriales y lo único que encontraba era rechazo, eso me derrumbó“. En un acto de humildad y reconocimiento hacia Sbarra, aclara que “eso pasó porque no le hice caso a mi hermano, porque José me dijo: ‘cuando yo me muera mi obra va a ser un éxito, pero vas a tener que esperar unos años’. Yo no me di cuenta, tenía ese sentimiento de hacer justicia”, relata Morato mientras los ojos se le vuelven a llenar de orgullo hacia su hermano.
Los últimos años de José Sbarra
Como suele suceder con todo escritor que muere joven, los mitos, fábulas y relatos exacerbados también comenzaron a florecer sobre la figura de Sbarra, convirtiéndolo en una especie de “escritor maldito” para la prensa y crítica literaria, la cual se encargó de recordar más su enfermedad (sida) y su adicción a las drogas que su obra literaria. El bajo fondo de San Telmo y la vida nocturna, en ese sentido, se encargaron de opacar el activismo cultural del autor de “Marc la sucia rata”.
Casi desconocido pero rescatado por los editores independientes que se lo disputan como un trofeo por considerarlo uno de los pioneros en escribir sobre travestis, drogas y descontrol en Argentina, Sbarra se consolida como el ícono under de los 90. Publicó su libro Plástico Cruel con la colaboración económica de sus amigxs: Divina Gloria, Tom Lupo, Fernando Noy, Tino Tinto, Urdapilleta, Roberto Jáuregui, entre otros. Marc, la sucia rata, su libro anterior, se conseguía en el circuito under de la época: Cemento, El Rojas, Ave Porco. Se leía su libro pasándoselo de mano en mano o en fotocopias, como los casetes piratas de la época que ponían de manifiesto la idea de “Hacelo vos mismo”; como herencia de la cultura post punk que se había instalado en Argentina a principios de esa década. Estos libros iniciáticos de Sbarra (odiaba a Borges) abren la literatura vernácula a lo gay, punk, trash, pero también al amor, aunque Sbarra decía “solo se ama mal o como se pueda”, con una prosa sin metáforas ni barroquismos como los de Perlongher o Lamborghini. Las editoriales de la época lo rechazaron. Fogwill estuvo a punto de publicarlo, pero a último momento desistió y ningún editor se animó a hacerlo en vida. La prosa de Sbarra encarna la expresión alternativa y under emergente del Parakuktural.