“Crear mundos”: Proa recibirá a sus visitantes con obras de grandes mujeres artistas

La muestra reúne las obras de más de 50 artistas, entre nacionales y extranjeras, como Liliana Porter, Marta Minujín, Liliana Maresca y Louise Bourgeois.

La Fundación Proa reabre sus puertas al público este sábado con la muestra “Crear Mundos”, tras varios meses de espera, con un repaso de los 24 años de su archivo sobre artistas que estuvieron presentes en su espacio como Marta Minujín, Liliana Porter, Alicia Herrera, Liliana Maresca y Louise Bourgeois, entre otras, en una nueva narrativa temática sobre materialidad, espacio, lenguaje y cuerpo.

“Crear Mundos” se presenta como un legado que retoma la emergencia de los movimientos de mujeres, cuestionamientos políticos, prácticas, denuncias, saberes disímiles visibilizados en nuestro país en la emergencia del Ni Una Menos en el 2015 y la irrupción del feminismo como fuerza avasallante en la agenda pública de Occidente con el MeToo (2017), que desemboca en una variedad de apropiaciones en la esfera de los espacios de exhibición.

Con el asesoramiento académico y guión curatorial de la investigadora María Laura Rosa y curaduría de Cecilia Jaime y Manuela Otero, “Crear Mundos” podrá visitarse de manera gratuita del 14 al 31 de noviembre, con reserva previa.

“Estamos muy contentos. Esta muestra está compuesta por más de 50 artistas nacionales e internacionales y de diversas generaciones, se dividió en varias salas y en cada una se mezclan técnicas, hay fotografía, video, pintura y obras. Es una muestra muy universal, muy contemporánea que brinda un panorama muy actual de lo que está pasando en el arte en este momento”, expresó Adriana Rosenberg, presidenta de la Fundación Proa.

En ese sentido, indica que la idea de la exposición, que iba a inaugurarse el 20 de marzo, “surge por todo el debate de recuperar la historia de la mujer” y señala: “Como a lo largo de Proa tuvimos más de 200 mujeres, esta muestra es una selección de alguna de las obras, y un homenaje a nuestra historia, a las mujeres, al archivo”.

De esta manera las artistas seleccionadas reflexionan sobre problemáticas asociadas a los materiales y elementos de la vida cotidiana, la relación con el espacio, las sutilezas del lenguaje y el lugar del cuerpo como soporte, material y metáfora.

Los núcleos temáticos de la muestra

La exposición se organiza en cuatro núcleos temáticos bien definidos: la materialidad, el espacio, el lenguaje y cuerpos (que tendrá una restricción de edad para su acceso).

El recorrido inicia en la sala dedicada a la materialidad con “Globe” (2007), de la artista palestino-británica Mona Hatoum, en la que se amplían las categorías de arte y se muestran “las relaciones que históricamente han desarrollado a lo largo del siglo XX y XXI las artistas con los materiales, saltando fronteras y generando esta desjerarquización de las artes entre artes mayores, menores, diseño, artesanías, artes populares y diferentes lenguajes, textiles”, explica Rosa.

Así se exhiben las obras de Mónica Millán, Mónica Giron, Mariela Scafati, Mini Zuccheri, Delia Cancela, Dalila Puzzovio y Nicola Costantino que abren el juego sobre consumo e indumentaria, y se suma la mirada sobre el mercado del arte de Alicia Herrero.

La siguiente sala es “una interpretación de espacio en sentido amplio”, que según indica Rosa implica “un espacio público, privado, íntimo, emotivo, de denuncia” en el que se puede ir pasando “por diferentes interpretaciones de la naturaleza y el paisaje”, e incluye obras de Ana Gallardo e instalaciones de la artista húngara Agnes Denes (pionera del arte ambiental) o fotografías sobre la Antártida de Adriana Lestido.

Entre las salas del espacio y el lenguaje, la transición casi imperceptible -si no se está atento a los detalles-, propone siluetas dibujadas y trae conceptualizaciones de Liliana Porter con la reconstrucción de una experiencia del 69 del Di Tella, donde reflexionaba sobre la realidad, y cómo opera el tiempo y el espacio para que el espectador termine completando la obra.

La sala dedicada al lenguaje trata sobre su interpretación “a través de las artes visuales como un elemento político”, señala Rosa. Allí la argentina Sarah Grilo -primera artista que gana la Beca Guggenheim, 1962- en Nueva York comienza a trabajar con un sentido artístico, visual las palabras en los graffitis callejeros y los integra en su obra. También está Marta Minujín con su performance “Leyendo las noticias” (1965).

La sala se despliega como si fuera un libro, con obras de Inés Drangosch, Mirtha Dermisache y Julia Masvernant y Leticia Obeid. Otras artistas presentes son Gachi Hasper, Leonora de Barros, Cecilia Szalkowicz, Inés Drangosch con sus mapas conceptuales, Julia Mavernat con Gestos Textiles (selección de frases encontradas que se resignifican en un contexto específico) y Lenora de Barros, y como una continuación de lo gráfico, pero en línea de cómic, el colectivo Chick on Comics.

En el primer piso, la muestra cierra con el núcleo cuerpo, relacionado con las interpretaciones sobre políticas del cuerpo realizadas por las artistas y se muestran performatividades de género, construcciones de ideales de belleza, críticas a los roles establecidos como el de maternidad, el modo en que las identidades se construyen, “especialmente en la obra de Ana Mendieta y Flavia del Rin”, cuenta Rosa.

Otras artistas también presentes son Liliana Maresca, Louise Bourgeois y el cierre es con un video de Nathalie Djurberg, una obra sobre la trata, las violaciones y un determinado tipo de racialización y objetualización de las mujeres.

(Télam)