Intoxicados, allanamientos y detenidos. La historia que involucre estos términos podría ser de espías, pero no, es de huevos. Huevos que, asegura la Comisión Europea, están contaminados con un peligroso insecticida que fue introducido de forma ilegal en granjas avícolas de Holanda, uno de los países líderes en el rubro. De allí, los huevos habrían partido en todas las direcciones, y ahora 17 países de Europa se encuentran afectados por la contaminación de los alimentos, que incluyen desde mayonesa, salsas y otros productos.
La sustancia en cuestión es fipronil, un pesticida utilizado en mascotas para combatir las pulgas, en particular en perros y gatos. Sin embargo, su uso no está permitido en aves de corral, como aparentemente ocurrió en cientos de granjas en Holanda.
Todos los ojos apuntan a la empresa Chickfriend, que sería la repsonsable de mezclar la sustancia tóxica con otros insecticidas. Dos directivos de la firma fueron detenidos tras diversos allanamientos encabezados por Oficina Europea de Policía (Europol) y del Organismo de Cooperación Judicial Europea (Eurojust).
Cuando se destapó el escándalo, se conoció que los ministerios de Sanidad y Agricultura ya habían recibido información anónima sobre la utilización ilegal de fipronil en 2016 y que, pese a este aviso, no dieron aviso al Parlamento aunque sí al Servicio de Seguridad Alimentaria.
Entre los países afectados, se cuentan eslovaquia, Dinamarca, Eslovenia, Irlanda, Hong Kong y Luxemburgo Bélgica, Holanda, Alemania, Suecia, Suiza, Reino Unido, Francia, Austria, Polonia, Rumanía y Hong Kong.
Ahora, todos los huevos sospechosos (cientos de miles en cada país) fueron retirados de los mercados, aunque igual puede haber productos alimenticios contaminados. De acuerdo a la OMS, el fipronil puede producir, en altas concentraciones, dolor de cabeza, náuseas y complicaciones estomacales. Los agentes sanitarios recomendaron que de ninguna manera los huevos sean consumidos por niños y embarazadas.