Cuáles son los hábitos a seguir para reducir el riesgo de padecer un ACV

El ACV es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad en el mundo, por eso es importante conocer cómo disminuir los factores de riesgo que lo favorecen.

El accidente cerebrovascular o ACV es una enfermedad de las arterias que llevan sangre al cerebro. Un ACV ocurre cuando se obstruye una arteria cerebral con la consecuente falta de irrigación del cerebro (ACV isquémico) o por la ruptura de una de esas arterias y sangrado cerebral (ACV hemorrágico). Sin oxígeno ni sangre las neuronas mueren.

Dependiendo de la zona afectada y de la rapidez con la se instaura tratamiento, los sobrevivientes a un ACV pueden tener alteraciones en la movilidad, el lenguaje, la visión o el pensamiento. El ACV es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad en el mundo, y registra un gran impacto tanto en pacientes como en familiares y en los sistemas de salud. Afecta a aproximadamente 15 millones de personas anualmente y 2 de cada 100 personas en la Argentina son sobrevivientes de un ACV. Sin embargo, es posible disminuir enormemente el riesgo de padecerlo modificando los llamados factores de riesgo vasculares y realizando visitas periódicas al médico.

¿Cómo prevenir un ACV?

La gran mayoría de los pacientes con ACV tienen factores predisponentes o “factores de riesgo” que son tratables, lo que disminuye la posibilidad de padecer o sufrir un infarto cardíaco. Para prevenir un ACV es necesario:

• Mantener la presión arterial por debajo de 140/90.

• Reducir el colesterol y el azúcar (diabetes) con controles periódicos con el médico de cabecera.

• Mantener un peso saludable.

• Realizar ejercicio de manera moderada.

• Comer dieta rica en verduras, frutas y pescado con menor consumo de carnes rojas, embutidos y frituras.

• Evitar el cigarrillo.

• Moderar el consumo de alcohol: máximo una medida por día (200ml de vino, un porrón de cerveza).

• Evitar el consumo de drogas ilegales: especialmente cocaína y drogas endovenosas como la heroína.

• Controlar las arritmias: la fibrilación auricular, un tipo particular de arritmia que produce coágulos es causante de un 20-30 por ciento de los ACV isquémicos.

• Chequear la oclusión de arterias carótidas y cerebrales: las placas de ateroma o colesterol pueden ser causas de ACV.

• Informarse acerca de cuáles son los síntomas de un ACV y actuar rápidamente.

 La alimentación, una clave para la prevención del ACV

Una alimentación saludable es recomendada para prevenir ACV, ya que mejora el control y disminuye el riesgo de padecer factores de riesgo como hipertensión, diabetes, dislipemia y obesidad.

En ese sentido, se recomienda realizar la llamada “dieta mediterránea”, que consiste principalmente en la ingesta frutas, verduras y harinas integrales y en el reemplazo de carnes rojas por pescado, aceite de oliva, frutos secos y legumbres, dado que contienen aceites que disminuyen el colesterol. Este tipo de alimentación disminuye hasta en un 30 por ciento el riesgo de un nuevo ACV. No está recomendada la restricción aislada de grasas ya que no demostró reducción del riesgo.

Por su parte, una dieta balanceada también contribuye a tener un peso saludable con un índice de masa corporal entre 18 y 25. La alimentación debe ir acompañada de ejercicio físico rutinario, especialmente aeróbico, idealmente 3 o 4 veces semanales, de intensidad moderada (caminata rápida) y de 30 o 40 minutos de duración. Tener en cuenta está cuestión es muy importante, ya que la mayoría de los argentinos no alcanza a realizar la actividad física recomendada.

¿Cuáles son los síntomas de un ACV?

Los síntomas de un ACV en general aparecen de manera súbita, los más frecuentes son:

• Debilidad o falta de sensibilidad de la cara, brazo o pierna, especialmente de un solo lado.

• Alteraciones del habla, ya sea por no comprender, no poder expresarse correctamente.

• Alteraciones visuales: de un ojo o los dos.

• Alteraciones del equilibrio y la coordinación.

• Dolor de cabeza muy intenso y súbito.

Cómo actuar ante la presencia de síntomas de un ACV

Ante la presencia de algún síntoma de ACV es importante llamar inmediatamente a la ambulancia o acudir rápidamente a un centro de salud especializado. Es importante consultar incluso cuando los síntomas hayan desaparecido ya que el riesgo de volver a sufrirlos es muy alto en las primeras horas.

Existe tratamiento para el ACV isquémico agudo a través de infusión de medicación endovenosa para intentar revertir o minimizar los síntomas de un ACV (trombolíticos) dentro de las primeras cuatro horas y media de aparecidos los síntomas, por eso es indispensable la consulta inmediata. En algunos casos si logra identificarse un coágulo o trombo también puede intentar “destapar” la arteria con un cateterismo dentro de las primeras 24 horas, a través de un proceso denominado trombectomía mecánica.

Rehabilitación de un ACV

No todos los ACV generan las mismas consecuencias, ya sea por el tipo de secuela como por la severidad. Estas pueden ser motoras, del lenguaje, de la visión o cognitivas. Sin embargo, en todos los casos, es en las primeras semanas y meses donde se registra la mayor mejoría, luego se produce una meseta. En esa primera etapa pueden realizarse ejercicios para acelerar la recuperación. Dependiendo del tipo de secuelas se indica comenzar kinesiología, terapia ocupacional, rehabilitación cognitiva y/o psicológica. La intensidad de la rehabilitación también dependerá del tiempo de evolución y la severidad del cuadro, que es evaluado por un especialista. Este puede recomendar internación en un centro de rehabilitación o en hospital de día o rehabilitación a domicilio o ambulatoria. Incluso, en algunos países comenzaron a desarrollarse estudios de rehabilitación a distancia, por telemedicina o con videojuegos especialmente adaptados.

Asesoró: Dra. Maia Gomez Schneider, área de Enfermedades Cerebrovasculares, Instituto de Neurología y Neurocirugía del Sanatorio de Los Arcos