Tras años centrado en la televisión, el director argentino Daniel Burman vuelve al cine con Transmitzvah, presentada en Cannes, una película en la que mezcla la tradición judía con la historia de una chica transexual.
En el filme, su regreso a la gran pantalla desde El rey del Once (2016), Burman cuenta la historia de una famosa cantante yidis transexual que vuelve a sus orígenes en Argentina para confrontarse con su familia y a la tradición judía de la que forman parte.
El preestreno mundial de la cinta tiene lugar dentro de la programación Cinéma de la Plage, un evento especial del certamen, donde las películas se proyectan en una pantalla gigante instalada en la playa de la Croisette y de acceso libre.
La cantante Mumy Singer, interpretada por la actriz española trans Penélope Guerrero (Vestidas de azul), decide volver a su Buenos Aires natal para rememorar su infancia y recordar la ceremonia judía del Bar o Bat Mitzvah, que supone el paso a la edad adulta de un niño o una niña.
La película, dice Burman, interroga “sobre muchas cosas que tienen que ver con nuestra identidad” de manera general. En su opinión, la protagonista, “una mujer que transicionó”, no tiene ningún problema con su identidad de género, sino que tiene un conflicto con su propia identidad, más global.
“Foco excesivo”
“La verdadera transición de la cual habla la película no es de niño a niña, de hombre a mujer, de mujer a hombre, sino de la niñez a la adultez”, comentó y agregó: “Es una transición que no terminamos nunca, pero que es común a todos los mortales”.
El cineasta asegura que hay “un foco excesivo en la identidad de género como el único pilar de la identidad” y a veces hay incluso un “reduccionismo” hacia este tipo de cuestión, cuando en realidad tenemos muchas facetas. “Hay que visibilizar estas situaciones, pero no encapsularlas”, abunda.
En cuanto se encasilla a las personas trans o de otras minorías en ese único criterio, “es como ‘condenar’ a quienes forman parte de colectivos a contar únicamente las historias que los hacen pertenecer a ese colectivo”, insiste. “Esto es algo totalmente conservador y que hace que se vuelva a repetir el prejuicio”.
La actriz Penélope Guerrero coincide en que la película va mucho más allá de la temática trans, y que se centra sobre todo en una persona que tiene sus inseguridades y que las circunstancias “le hacen replantearse si está en el lugar correcto”. “No trata tanto sobre la identidad, sino sobre el propio ser humano”, remata.
A la hora de construir la película Burman le pidió a la intérprete que participara en temas de finalización de guión para que estuviera más ajustado a la realidad. El director quiso cuidar mucho ese aspecto precisamente para evitar “repetir los lugares comunes y la corrección política, y que se encapsule” de nuevo las cuestiones de género. Burman también compuso un par de temas musicales de la cinta, que incluye varias escenas de baile y canciones yidis.