El escritor israelí David Grossman ganó el premio “Man Booker Internacional Prize 2017” gracias a su novela “Gran Cabaret”, traducción al castellano del título original “A Horse Walks Into a Bar” (Un caballo entra a un bar).
El veredicto se leyó ayer miércoles 14 de Junio, en una ceremonia que se hizo en el museo Victoria & Albert, de Londres. El premio concede 50.000 libras -alrededor de un millón de pesos argentinos- a la novela ganadora, que repartirán entre el autor y su traductora, la británica Jessica Cohen.
El Man Booker International Prize, es un premio pensado para los libros en otros idiomas que fueron traducidos al inglés. Es una suerte de extensión del ya existente premio “Man Booker Prize” y que, a diferencia de éste, solo premia libros escritos originalmente en inglés.
Una de las ventajas de este desdoblamiento, es que el Booker International está pensado específicamente para los títulos internacionales que fueron traducidos, justamente para fomentar y estimular la traducción y publicación en inglés de literatura de calidad. El año pasado lo ganó la coreana Han Kang, con su novela “La vegetariana”.
Dóvaleh, el protagonista, es un cómico que trabaja un local nocturno de Cesárea, una pequeña localidad costera de Israel, cuente chistes tan revulsivos como despiadados. Se atreve incluso a bromear sobre el destino de gran parte de su familia, asesinada en Auschwitz. Dos personas relacionadas con su vida están entre el público y lograrán que se produzcan impredecibles transformaciones en el estado de ánimo del cómico y en el espectáculo. De pronto recuerda el primer entierro al que acudió, el de uno de sus padres, porque cuando se lo comunicaron no le dijeron cuál de los dos había muerto.
La obra premiada este año, recorre la vida de un artista de Stand Up que sobrevivió al Holocausto, hijo de un padre que se gana la vida como puede. El humor es uno de los recursos utilizados por el autor, una forma de amortiguar la tragedia que el correlato propone, y alivianar en sus líneas, temas frecuentemente abordados desde una perspectiva más bien solemne por la gravedad y las heridas que han, y siguen dejando: la novela es una ficción sobre la actualidad de Israel, “una extraordinaria historia de dolor, vista a través de los ojos de un comediante de stand up”, según destacó el jurado.
Y es que David sufrió ese dolor y la ausencia en carne propia. El escritor israelí, perdió a su hijo menor en la guerra del Líbano en 2006, y trabajó en distintos libros relacionados a los conflictos sociales, políticos y bélicos de las fronteras israelíes y palestinas.
La fue obra fue seleccionada entre 126 libros y compitió con textos del israelí Amos Oz, el albanés Ismail Kadaré, el francés Mathias Enard, la escritora argentina Samanta Schweblin, el noruego Roy Jacobsen y la danesa Dorthe Nors.