La tercera edición de la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que se desarrolla desde hoy y hasta el el 30 de mayo en Guadalajara, México, comenzó con una fuerte controversia: más de cien figuras de la literatura mundial firmaron una carta pública en la que denunciaron desigualdades de género presentes en la participación del evento.
“Es inadmisible que en el siglo XXI, en plena ola de reivindicaciones por la igualdad, se organice sin perspectiva de género un evento como la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa”, se lee en el texto que se difundió a través de las redes sociales.
De nuestro país, firmaron Claudia Piñeiro, Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, Gabriela Cabezón Cámara, entre otras, en tanto que otras firmas destacadas son las del escritor Juan Villoro, Rosa Montero, Gioconda Belli, Gabriela Wiener, dentro de una larga lista.
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En la carta, se destaca la poca participación de las mujeres, tanto en los paneles como en el jurado que decidirá quien se llevará el premio de la Bienal (que consta de cien mil dólares), que destaca a algún autor (o autora) que haya publicado una novela en español entre enero de 2016 y diciembre de 2018.
En las ediciones anteriores el ganador fue el escritor español Juan Bonilla, con su novela Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral), mienytras que en la segunda edición el premio recayó en el escritor chileno Carlos Franz, con su novela Si te vieras con mis ojos (Alfaguara).
El texto público también señala que lo denunciado apunta no solo a la Bienal que hoy tuvo su primer día, sino a otros encuentros literarios “en los que la participación de mujeres aún es minoritaria o nula”.
A continuación, la carta completa firmada por más de cien escritoras y escritores:
Las y los abajo firmantes queremos manifestar nuestro hartazgo y rechazo ante la disparidad de género que rige en la mayoría de eventos culturales y literarios en América Latina, así como la mentalidad machista subyacente. Es inadmisible que en el siglo XXI, en plena ola de reivindicaciones por la igualdad, se organice sin perspectiva de género un evento como la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que tendrá lugar del 27 al 30 de mayo en la ciudad de Guadalajara, México.
En esta tercera edición participarán en los paneles trece hombres y tres mujeres, mientras que entre los finalistas del premio hay cuatro hombres y una sola mujer. Esto no debería sorprender, si consideramos que de los cinco miembros del jurado, cuatro son hombres. Este año no se diferencia mucho de los anteriores, lo que confirma que el criterio discriminador se impone por sistema: en 2014, se invitó a veinticinco hombres y apenas a seis mujeres; en 2015 a veintidós hombres y a ocho mujeres. Y en ambas ediciones, tanto el jurado como el grupo de finalistas tuvo la misma proporción desigual. En las dos bienales el ganador fue un escritor hombre. Podemos perfectamente adivinar de qué género será el ganador 2019.
Gracias a la lucha que desde hace mucho llevan a cabo las mujeres por sus derechos, por fin podemos descubrir a muchas escritoras que fueron borradas de la historia y del canon literario, denostadas, ninguneadas o silenciadas. Las mujeres escritoras han demostrado, además, por la calidad de sus obras, sus traducciones, su trabajo editorial y el reconocimiento que han adquirido en los últimos años, que la literatura escrita por mujeres es tan importante como la que escriben los hombres.
Sin embargo, las instituciones literarias siguen organizando y promoviendo espacios en los que la participación de mujeres aún es minoritaria o nula y, cuando se cuestiona, sus responsables recurren a una visión meritocrática falaz, en lugar de combatir desde dentro los privilegios masculinos –que los han llevado a cooptar los espacios por el simple hecho de ser autores hombres, buenos o malos– o de trabajar para ajustar esa desigualdad histórica que ha condenado a las mujeres a un lugar de subalternidad y silencio.
Como escritoras, escritores y personas vinculadas con el quehacer editorial, no podemos guardar silencio ni frente a la invisibilización de las autoras ni frente al acoso y abuso sexual que también son parte del statu quo de las letras, como ha revelado el reciente MeTooEscritoresMéxicanos.
Las y los firmantes nos hemos comprometido férreamente con la igualdad y la transformación social, y por eso hemos adoptado como política urgente preguntar y demandar una participación paritaria en todos los eventos literarios de los que aceptamos formar parte; señalar y cuestionar públicamente en caso de que no se cumplan estas cuotas justas. Así mismo, queremos exigir un compromiso oficial por parte de las instituciones organizadoras, así como de la red de festivales, ferias, premios, congresos, y debates en torno al libro, para garantizar, de una vez y para siempre, espacios justos, respetuosos y libres de violencia para las mujeres.