El Banco Nación mantuvo durante casi toda la jornada la cotización del dólar clavada en el valor de cierre de ayer: 25,30 pesos.
Al final de la rueda, con el lanzamiento de la licitación de Letras del Banco Central (Lebacs), la divisa norteamericana bajó 80 centavos, a 23,50 pesos para la compra y 24,50 pesos para la venta.
En los bancos privados y casas de cambio, el dólar cerró la rueda a 24,60 pesos.
“Ha habido un ingreso de capitales como para aprovechar las tasas altas, sumado a la presunción del arreglo con el Fondo, parece indicar que la mayoría apostó a quedarse”, apuntó el economista jefe de FIEL Juan Luis Bour, en diálogo con Diario Vivo.
El Banco Central busca renovar la licitación de 617.000 millones de pesos en Lebacs, uno de los factores al que la atribuyen la escalada del dólar desde el 3 de mayo. Entre otras medidas, la máxima autoridad monetaria llevó las tasas de referencia a 40 por ciento el viernes 4 de mayo; se desprendió de alrededor de 10.000 millones de dólares en reservas y, desde ayer, ofrece la divisa norteamericana a 25 pesos.
-¿El Banco Central maniobró bien en el último mes, para contener el dólar?
-En los últimos días mejoró su forma de actuar, con respecto al comienzo de la corrida. Al principio estaba limitado en el uso de tasas y futuros y, cuando se destrabaron esas herramientas, empezó a maniobrar un poco mejor. Pero, el Banco Central necesita convencimiento de que hay programa y que lo va a cumplir. Por eso, se hizo el anuncio de la reducción de déficit, pero no alcanzó. Se necesitaron elementos que garanticen que van a tener la plata.
-¿Cree que la decisión de recurrir al FMI sirvió como una señal contundente de que estarán los fondos para pagar los próximos vencimientos de deuda?
-Se avanzó en el cortísimo plazo, para detener la corrida, pero ahora hay que convencer que se va a cumplir el programa.
-¿Estima que el próximo vencimiento de Lebacs, que se produce en un mes, va a generar la misma expectativa y la misma corrida que ésta?
-Faltan 30 días. Hasta allí hay tiempo de diseñar un programa que haga que esa prueba sea fácil de pasar o vuelva a generar nerviosismo. El gobierno tiene 30 días para convencer que el programa está en camino y no solo que se pasó este evento. Hay que hacer ajustes.