David Kermani, marido del escritor John Ashbery, informó ayer que su pareja falleció a los 90 años, en su vivienda ubicada en la ciudad de Hudson, Nueva York.
Considerado uno de los poetas más influyentes y notables de Estados unidos, Ashbery fue uno de los mayores exponentes de la escuela poética neoyorkina, que supo ser galardonado durante su vida con, entre otros, el Premio Pulitzer por “Autorretrato en un espejo convexo” o el premio de honor de la National Book Foundation, convirtiéndose en el primer poeta vivo en tener un volumen publicado por la Biblioteca de América dedicado en exclusiva a su obra.
Nacido en Nueva York un 28 de julio de 1927, su trabajo se inscribe, junto con el de escritores como Frank O’Hara, Kenneth Koch, James Schuyler, Barbara Guest, Ron Padgett, entre otros, dentro de la llamada “escuela poética neoyorkina”, una corriente de poetas cuyos versos se distinguen por el detalle visual y una estrecha relación con el movimiento pictórico conocido como “Expresionismo Abstracto”. Este movimiento surge en las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo XX, y uno de los ejes principalmente desarrollados en sus textos, tiene que ver con la temática de los citadino, lo vivenciado en las calles, en el barrio de Nueva York.
Discípulo de Walt Whitman, publicó más de de 30 libros y desarrolló su obra artística principalmente alrededor de un contexto meditativo, en el que intenta hacer confluir el lenguaje y los estilos contemporáneos, usualmente derivados del mundo de las comunicaciones o la cinematografía y del espacio coloquial corriente, logrando tejer un correlato con el mundo urbano neoyorquino que le proporciona el trasfondo a su articulación poética, y al que evoca e interpela.
Algunas de sus frases más emblemáticas fueron:
“La principal preocupación del poeta es dar vida a la obra de arte de tal manera que resulte imposible intentar explicarla”
“No escribo sobre mis experiencias, sino desde fuera de ellas”.
“El poema está triste porque quiere ser el suyo.”