A sala repleta, Catherine Millet inauguró el Festival de Literatura de Buenos Aires (FILBA) con una conferencia titulada ¿Existe la mujer? En ella exhortó y abogó por la singularidad de la mujer y criticó el concepto de sorodidad, al cual considera bastante problemático.
“La famosa aseveración de Jacques Lacan ‘La mujer no existe’ significa, por supuesto, que se oponía a la idea de una esencia de la femineidad: las mujeres existen cada una en su singularidad y son irreductibles unas a otras”. De esta manera inauguraba su magistral conferencia.
LA SORORIDAD: UN CONCEPTO “PROBLEMÁTICO”
Dijo en las palabras de su discurso inaugural:”La sororidad significa la unión necesaria de mujeres entre sí, una solidaridad que se apoyaría en una misma condición. En enero pasado, algunas amigas y yo escribimos una solicitada con el título “Las mujeres liberan otra palabra”, para criticar los excesos del movimiento #Metoo. Cuando se publicó en el diario Le Monde (…) se nos acusó de haber traicionado esa sororidad. (…) Aunque el movimiento #Metoo tenía como lema “la palabra de las mujeres por fin liberada”, algunas, paradójicamente, quisieron prohibirnos la palabra a nosotras, es decir, censurarnos”
Luego, Millet ahondó en las razones por las cuales siente reserva de este concepto tan arraigado en el feminismo. “Una gran parte de lo que la mujeres han conquistado en nuestras sociedades a partir de los movimientos feministas pioneros de fines del siglo XIX está relacionado con lo que algunas expresaron de modo absolutamente personal, singular, sin preocuparse por saber si reflejaban una imagen de la mujer que representaría a todas las mujeres”, expresó la escritora francesa.
Y fue más lejos. Millet agregó: “¡Hay demasiados discursos políticos, estrategias de comunicación y mensajes publicitarios que se dirigen a nosotras como grupo, o incluso como masa! En cambio, el arte, la literatura, ofrecen la posibilidad del reencuentro con un ser singular en la soledad de su escritura con otro ser singular en la soledad de su lectura o de su contemplación”. De esta manera y enarbolando un pañuelo verde, la escritora francesa finalizó su exposición.
