Un día como hoy pero hace 184 años nacía en Buenos Aires, una de las primeras escritoras argentinas en ser reconocidas por su trabajo. Eduarda Mansilla considerada como la primera novelista argentina.
Corría el siglo XXI en Buenos Aires. Hacía pocas décadas que Argentina había consagrado su independencia. Pero lejos estábamos de ser un Estado organizado.
Eduarda pertenecía a una familia acomodada de la sociedad porteña de aquel entonces. Su madre, era hermana de Rosas y su padre, Luis Norberto Mansilla era un militar y político destacado, quien desempeñó un importante papel en la batalla de la Vuelta de Obligado y otras campañas militares. Según cuentan, Rosas tenía especial predilección por su sobrina Eduarda.
Mansilla se codeaba con lo más alto de la élite criolla. Su acomodada posición le permitió dedicarse a las letras. Pero aún así, tuvo que luchar contra los prejuicios de una sociedad que tenía bien en claro el rol que “debía ocupar” una mujer. En 1860 publicó su primer novela, aunque bajo el seudónimo de Daniel Mansilla, titulada “El médico de San Luis”, lo que la convierte en la primera novelista argentina.
Pero Eduarda lejos de los mandatos sociales, o más aún dentro de ellos y desafiándolos, descubre en las letras el destino de su vida. Sueña con ser conocida por escribir, más allá del renombre de su genealogía familiar.
Polifacética, Eduarda Mansilla, se movió con soltura en una gran variedad de géneros. Escribió novelas, obras de teatro, ensayos filosóficos y artículos periodísticos.
Se casó con un diplomático, opositor al rosismo. La prensa de aquella época calificó al matrimonio como la unión de “Romeo y Julieta”.
Sus obras, trascendieron las fronteras de nuestro país y se tradujeron a varios idiomas.
Sus libros, además, han sido profundamente alabados por sus contemporáneos. Manuel Eugenio Montes de Oca, Domingo Faustino Sarmiento y hasta el mismísimo Victor Hugo elogiaron su producción literaria.
Sarmiento le dedicó las siguientes palabras a la obra de Mansilla en el diario El Nacional:
“Eduarda ha pugnado como mujer diez años por abrirse las puertas cerradas a la mujer, para entrar como cualquier cronista o reportero en el cielo reservado a los escogidos machos, hasta que al fin ha obtenido un boleto de entrada, a su riesgo peligro”
Por su parte el literato Victor Hugo, el autor de “Los Miserables”, le escribiría una sentida carta:
“Su libro me ha cautivado. Yo le debo horas cautivantes y buenas. Usted me ha mostrado un mundo desconocido. Escribe una excelente lengua francesa, y resulta de profundo interés ver su pensamiento americano traducirse en nuestro lenguaje europeo. Hay en su novela un drama y un paisaje: el paisaje es grandioso, el drama es conmovedor. Se lo agradezco señora, y rindo a sus pies mis homenajes”
Mansilla volvería a su Buenos Aires natal. Allí finalmente fallecería de una dolencia al corazón, el 20 de diciembre de 1892 a los cincuenta y ocho años.