El Banco Central aumentó a 28,75 por ciento la tasa de política monetaria, lo que implicó una suba de cien puntos básicos (un punto porcentual).
En la licitación del martes 24 de octubre, había incrementado la tasa 1,5 puntos y la había llevado a 27,75 por ciento.
“Las expectativas de inflación para fin de 2017 aumentaron respecto al mes anterior de 22 por ciento a 23 por ciento para el IPC a nivel nacional. La inflación esperada a 12 meses vista aumentó de 16,9 por ciento a 17,3 por ciento, mientras que se espera un aumento en el nivel general de precios de 16 por ciento para 2018. Las expectativas se mantienen por encima de las metas de inflación”, admitió el Banco Central en un comunicado.
No obstante, la entidad que dirige Federico Sturzenegger consideró que los indicadores tomados por el Banco Central “sugieren que la inflación núcleo ha retomado su dinámica descendente, aunque todavía se encuentra por encima del nivel buscado”.
“La autoridad monetaria procurará acentuar la baja inflacionaria y minimizar el impacto de los próximos aumentos de precios regulados. Con toda la información disponible, el BCRA decidió aumentar en 100 puntos básicos su tasa de política monetaria”, indicó.
La máxima autoridad monetaria precisó que “con el sesgo contractivo de la política monetaria” se “consolide más rápidamente” la desaceleración de la inflación hasta llegar a 10 por ciento en 2018.
“El BCRA espera que, con este incremento en el sesgo contractivo de la política monetaria, la tendencia decreciente de la inflación núcleo se consolide más rápidamente en los próximos meses, de manera de converger al objetivo de inflación de 10 por ciento, ± 2 por ciento, para 2018”, concluyó el comunicado de la entidad.
Las dos consecuencias no deseadas de la decisión de Sturzenegger pueden ser la retracción de la economía o la baja del dólar por la sobreoferta de dólares provenientes de endeudamiento externo.