El embajador de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti, afirmó hoy que existe una “preocupación realmente alta” por la vida y la seguridad del presidente renunciante Evo Morales.
Llorenti dio por hecho que en el país se dio un golpe de Estado destinado a “restaurar el viejo orden de un Estado colonial” y cuestionó el papel de la Organización de los Estados Americanos (OEA). En diálogo con El Destape Radio desde Nueva York, el funcionario mencionó el “secuestro de familiares” de dirigentes del MAS y el “incendio de casas”, como ocurrió con la de la propia hermana de Morales, y advirtió que se trata de “una actitud fascista”, muy parecida a la del apartheid en Sudáfrica.
En ese sentido, destacó que existe “un grave riesgo a la seguridad y la vida del presidente” Morales”, y, tras conversar con el vicepresidente renunciante, Álvaro García Linera, se declaró “muy preocupado por la integridad física y la vida” del mandatario saliente. Y señaló: “Evo todavía es el presidente de Bolivia. Presentó su renuncia, pero según la Constitución la tiene que aceptar la Asamblea Legislativa y no ha pasado”.
“Se ha conformado una ‘junta golpista’ conformada por la Policía; el presidente del Comité Cívico Santa Cruz, Luis Camacho; el candidato opositor Carlos Mesa y el rector de la Universidad de San Andrés, Juan Albarracín”, a quienes consideró “responsables de su seguridad”, e indicó que no puede dar “ningún detalle sobre si Evo va a pedir asilo o se queda en Bolivia”.
“Este es un intento de restaurar el viejo orden de un estado colonial, racista, discriminador, que niega su propia identidad”, porque “en Bolivia, el color de la piel, el apellido o la lengua materna determinaban quien ascendía, y con Evo Morales eso se trastocó, y quieren recuperar aquello”, señaló Llorenti.
El diplomático cuestionó el “rol que jugó la OEA en este proceso”, que ha sido “verdaderamente nefasto”, ya que “el día de la elección, antes de sacar el cómputo final y oficial, ya sugirió una segunda vuelta para crear inestabilidad”. “A partir de entonces la oposición se sintió empoderada y empezó una lógica de descontento natural de mucha gente; y Evo convocó a una auditoría, pero la oposición tampoco la quería”, dijo Llorenti.
(Télam)