Sin tiempo para morir, parte de la franquicia de James Bond, fue el primer gran estreno de Hollywood en aplazarse. La última película de 007 protagonizada por Daniel Craig iba a ser distribuida internacionalmente por Universal y por MGM (estudio también encargado de producirla), y el estreno estaba planificado para finales de 2020.
Ahora, con el caótico año llegando a su fin y Sin tiempo para morir postergada al año que viene, MGM entra en zona roja ya que la sucesión de retrasos le genera pérdidas millonarias al estudio.
Todo esto derivó en que a MGM Holdings le haya costado más de 50 millones de dólares no haber podido estrenar todavía la película, y las circunstancias lo hayan forzado a ofrecerle los derechos de exhibición a las plataformas de streaming. Pero la suma propuesta por el estudio fue aproximadamente 600 millones; algo que ni un gigante como Netflix podía permitirse, y Sin tiempo para morir sigue pendiente de estrenarse el año que viene.
Mientras tanto, el estudio ya perdió tanto dinero que, según el Wall Street Journal, tomó la histórica decisión de ponerse en venta, estando valorado en 5.5 mil millones de dólares.
MGM, fundada en los años 20, fue una de las majors clásicas de Hollywood, y una prueba concreta de los estragos que causó la pandemia en la industria. Como filial de Sony (la asociación con Universal se produjo de forma específica para la distribución de Sin tiempo para morir) el objetivo de sus dirigentes es fundamentalmente encontrar una plataforma de streaming que pueda hacerse cargo de sus estrenos y comience a albergar su amplio catálogo: uno que contiene 4.000 títulos (entre los que destaca la saga de James Bond, Rocky o El hobbit) y 17.000 horas de televisión (a partir de series como El cuento de la criada o Vikings).