El hermano de Benedicto XVI, en medio de un escándalo de abusos y violencia

Según una investigación, Georg Ratzinger no actuó ante los más de 500 casos de violencia y ataques sexuales en un coro eclesiástico en Alemania, durante 1964 y 1994.

Entre 1945 y 1990, más de 550 niños sufrieron violencia y abusos sexuales en el coro de la catedral de Ratisbona, en Alemania. Y a cargo de ese coro estuvo nada más y nada menos que Georg Ratzinger, el hermano del papa Benedicto XVI, en lo que representa el mayor escándalo registrado en la Iglesia alemana.

De acuerdo a un informe presentado por el abogado Ulrich Weber, la violencia y los abusos sexuales recayeron sobre los estudiantes de tercer y cuarto de la primaria. Del total de las denuncias, 67 incluyen violaciones. Como los crímenes, que incluyeron también privaciones de alimentos y golpes ya prescribieron, ninguno de los 49 implicados en el caso recibirá una condena. Sin embargo, las víctimas de la violencia en todas sus formas podrían recibir hasta 23.000 dólares de indemnización.

“Los afectados describieron sus años escolares como una prisión, como un infierno y como un campo de concentración. Muchos se referían a esos años como la peor época de su vida, caracterizada por el miedo, la violencia y el desamparo”, afirmó Weber, según consigna el medio alemán Deutsche Welle.

Monseñor Georg Ratzinger, el hermano del papa Benedicto XVI, estuvo a cargo del coro durante 30 años, entre 1964 y 1994. Cuando comenzaron a salir a la luz los casos de violencia, en 2010, Ratzinger declaró ante la prensa de su país: “Si hubiera conocido los excesos de violencia que se estaban utilizando, habría hecho algo (…) Pido perdón a las víctimas. Al principio, yo también daba bofetadas, pero siempre tuve mala conciencia”.

Sin embargo, Weber consideró que el hermano de Benedicto XVI sí estaba al tanto de lo que ocurría en el coro que dirigía y que, simplemente, optó por mirar “para otro lado”. Para Weber , lo que primaba era la protección a la institución eclesiástica. El letrado también culpó de lo ocurrido al obispo de Ratisbona, Gerhard Ludwig, y lo señaló por no ocuparse del tema con “la responsabilidad debida”.

Peter Schmitt, representante de las víctimas, señaló que el número de niños afectados por los abusos y malostratos podría aumentar debido a que un número indeterminado de personas todavía no se habría animado a hablar de lo ocurrido.