Tras 18 capítulos, la serie de Underground Fanny, la fan, no llegó al rating esperado, lo que es igual, en la televisión de hoy, a una sentencia de muerte para un producto televisivo. Solo 18 capítulos sobrevivió la tira, protagonizada por Agustina Cherri, Luciano Cáceres y Nicolás Furtado.
Después de un cambio de horario (del primer time a las 19), finalmente el viernes pasado el canal decidió ponerle un punto final a Fanny. Según comunicaron desde el canal, la tira seguiría grabándose -para respetar los contratos de los actores- y los próximos capítulos se verían de forma online, en el portal de Telefe.
Entre los actores y actrices, claro está, la decisión de la emisora no cayó bien, y Agustina Cherri lo expresó en su cuenta de Twitter, al retuitear varios mensajes de sus seguidores, apenados por el levantamiento de la serie.
Pero el rechazo al desplazamiento de Fanny, la Fan también fue motivo para que Argentores, la sociedad que nuclea y defiende los derechos de los actores y actrices, emita un comunicado con un duro diagnóstico de la realidad del trabajo en la televisión argentina.
El mensaje señala, entre otras cuestiones, que el 50 por ciento de la ficción argentina fue eliminada de la grilla durante este año “de un plumazo” y cuestionarios las decisiones de los ejecutivos de los canales de televisión.
A continuación, el comunicado completo de Argentores:
Cuando el cincuenta por ciento de la ficción argentina en 2017 en televisión abierta es eliminada del aire de un plumazo, a todos los que integramos la comunidad audiovisual el filo de un puñal helado nos recorre la espalda.
Los números de rating y publicidad que gobiernan despiadadamente al mundo de la televisión local, actúan como juez implacable cuya sentencia cumple un brazo ejecutor que no duda ni da lugar a apelaciones: “No me funciona, fuera”. Así, sin anestesia ni tiempo de espera. Esas son las reglas del juego, dicen todos, y a ellas nos ajustamos los que trabajamos en este medio.
Es verdad: la televisión de gestión privada es un negocio cuyo objetivo es ganar dinero. Pero, cuidado, no debemos olvidar (ni permitir que otros se olviden) que se trata de un espacio en el espectro radioeléctrico que pertenece a todos los argentinos, licenciado por el Estado para la “gestión privada” pero no de manera absoluta, como no lo son ninguno de los derechos consagrados en los cuerpos legales que nos rigen. No debe permitirse que los licenciatarios de una onda que pertenece a la Nación Argentina decidan la programación de ese canal sin tener en cuenta otra cosa que su beneficio económico, sin respetar la tradición audiovisual de la que son herederos, aunque no lo reconozcan.
Sin necesidad de considerar los valores estéticos que tiene el programa “Fanny , la fan”, eliminado el viernes 21 de la grilla de programación, porque nunca fueron tenidos en cuenta por el ejecutor, y del derecho absoluto que parece asistir a los programadores para decidir su destino de aire o de silencio, tenemos la obligación de poner en contexto real este hecho y entender que se trata de uno de los dos únicos programas de ficción diaria estreno que hay en toda la programación.
No es un programa más, es la mitad de la miserable cuota que los canales están dispuestos a poner en onda.
La desaparición de esta entrega diaria es una espina más en la corona que nos lacera, una muestra descarnada de la situación desesperante que atraviesa nuestro sector, crisis terminal nunca vista antes en este país, que fue líder en la producción de telenovelas y series en toda América, que exportó sus productos a Europa y a Asia, que exhibe estándares de calidad que nada tienen que envidiarle a los países más desarrollados y posee talento creativo reconocido por todos los grandes centros de producción del mundo.
Mientras los señores de los medios cierran exitosamente sus balances, nuestros autores, directores, actores, escenógrafos, extras y técnicos ven achicarse sus posibilidades de sobrevivir en esta jungla y están condenados a emigrar o a buscarse la vida como mejor les salga, haciendo lo que no saben y comiendo cuando puedan.
El levantamiento del programa de Telefé es la prueba palmaria de cómo nos maltratan como trabajadores, nos ningunean como creativos, desprecian y rebajan los programas de ficción nacionales y los sacrifican sin piedad en el altar de sus negocios y sus ganancias – que obviamente no son las nuestras – y a muchos le parece normal que esto ocurra.
Debe saber la opinión pública que:
cierran, una a una, las fuentes de trabajo para nosotros y a nadie de los que estarían en condiciones de cambiar esa siniestra ecuación, parece importarle…
…desaparece la voz de nuestra ficción en la televisión y a ningún funcionario de la cultura se le mueve el corazón ni le remuerde la conciencia…
…se desintegra una industria, tal vez para siempre, y los que trabajamos en ella nos sentimos huérfanos y abandonados.
Tal como lo viene peleando desde hace un año y medio en la Multisectorial por el trabajo, la ficción y la industria audiovisual, planteando en todos los foros nacionales e internacionales donde participa como institución, declarando públicamente en todos sus documentos, ARGENTORES reafirma una vez más que los autores y toda la comunidad audiovisual argentina necesitan con urgencia, como cualquier otra industria en peligro que requiere de la ayuda del Estado para no hundirse, una ley que regule la actividad del sector audiovisual, específicamente en televisión, y ponga reglas de juego claras y contundentes que nos permitan sobrevivir con dignidad.
No pretendemos limosnas ni dádivas, queremos trabajar y poder exhibir nuestros programas, mostrar lo que somos y hacer conocer a nuestra Patria en el mundo tal y como es.
Queremos ser testigos y a la vez espectadores de nuestra realidad sin tener que asistir pasivamente a la promoción de otros mundos alejados de nosotros hasta el ridículo.
Este país nunca ha tenido sultanes, príncipes o reyes y las mil y una noches que atravesamos son de sufrimiento y espera.
Nuestras mujeres no son vendidas en la pubertad ni usan velo para tapar su cara.
No abrimos las aguas ni volteamos murallas.
Hablamos en argentino y no en doblaje.
Pensamos, escribimos y actuamos en criollo.
Y merecemos verlo.
ARGENTORES
Consejo Profesional de Televisión