En la Ciudad de Buenos Aires, 250 mil personas viven villas y asentamientos precarios. Con este número preocupante, que fue creciendo desde la década del 90, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Defensoría del Pueblo porteña presentaron un informe en el que, a partir del estudio de las villas 31, 31 bis, 20 y Piletones, se refleja las desigualdades entre los sectores más vulnerables de la ciudad y los sectores con más posibilidades de
“Las diferencias en el acceso a una vivienda digna, a infraestructura urbana básica o a un medio ambiente saludable alcanzan niveles considerables”, señala el informe, presentado ayer en la sede la UCA.
De acuerdo a la UCA y la Defensoría del Pueblo en las últimas décadas se observó un incremento en la población en las villas de la Ciudad “frente al estancamiento relativo de la población en el resto de la ciudad formal”. “El acceso restringido a la vivienda, producto entre otros motivos, del aumento constante del precio del suelo ante la ausencia de controles sobre el mercado inmobiliario y de una activa política de vivienda, contribuyó a un proceso de incremento de la informalidad urbana y de inquilinización que afectó tanto al ámbito de la ciudad formal como informal”, explica el informe, con la autoría de Agustín Salvia, Juan Ignacio Bonfiglio y Agustina Marquez.
En relación a la infraestructura de las viviendas comprendidas en el estudio, señalaron que “cerca del 60 por ciento de la población en villas reside en viviendas precarias, cerca de un cuarto de los hogares en viviendas con hacinamiento, al mismo tiempo, 3 de cada 10 no cuenta con baño en la vivienda o si lo tiene, no dispone de descarga mecánica de agua”. El trabajo también indica que cerca del 60 por ciento de los habitantes de las tres villas analizadas residen en zonas inundables, la misma proporción lo hace cerca de basurales y casi la mitad en inmediaciones de espejos de agua contaminados.
La alimentación en las villas es otro de los puntos clave que destaca el estudio. El documento resalta que “para el período 2010-2015 el 20 por ciento de los hogares en villas de CABA aseveraron haber reducido su dieta o padecido hambre por motivos económicos en algún momento del año”.
Las desigualdades se manifiestan también en el acceso al trabajo de los habitantes de las villas. “La tasa de desempleo es mayor en estos barrios respecto del resto de la ciudad formal. La situación de las mujeres es aún menos favorable dado que dicha tasa duplica a la de la ciudad formal en todos los barrios”, describe la investigación. A diferencia de lo que puede ocurrir en otras partes de la ciudad, en estos barrios se observa además una mayor participación de adolescentes y adultos mayores en el mercado de trabajo, “sobre todo en Villa 31 bis donde esa proporción alcanza casi el 65 por ciento de los varones mayores de 65 años y el 41 por ciento de las mujeres de la misma franja etaria”.