El papa Francisco se convirtió hoy en el primer jefe de la Iglesia católica en visitar Myanmar, en un viaje signado por el modo en que abordará la crisis humanitaria que afecta a la minoría musulmana rohingya que huye hacia el vecino Bangladesh, donde el pontífice llegará el jueves.
Unas 30 mil personas saludaron al papa argentino a lo largo de la ruta que lo llevó hasta Yangón desde el aeropuerto, al que llegó a las 13.30 hora local (las 4 de la Argentina) tras casi 11 horas de vuelo. Grandes pancartas con la imagen de Francisco daban la bienvenida al pontífice en el camino hacia la metrópolis comercial del país y antigua capital.
“Espero que pueda traer paz a nuestro país”, dijo a la agencia de noticias DPA Mariano Soe Naing, miembro de la Conferencia Episcopal de Myanmar. La mayoría de los más de 650.000 católicos de Myanmar, un país de mayoría budista de 54 millones de habitantes, vive en zonas fronterizas, donde miles siguen desplazados por el enfrentamiento de las diversas etnias con las fuerzas gubernamentales.
La algarabía de los católicos por la llegada del Papa contrasta con la advertencia de la iglesia budista birmana, que rechaza que Jorge Bergoglio utilice el término “rohingya” para aludir a la minoría musulmana. Según el discurso oficial del Estado birmano y de los monjes budistas nacionalistas, los rohingyas son inmigrantes que llegaron con la colonización británica de la región de Bengala en India e inventaron, dicen, el nombre de rohingya para diferenciarse de la población musulmana de esa región india y de la vecina Bangladesh.
“Le damos la bienvenida pero, si apoya a los extremistas bengalíes y rohingya, se ganará críticas”, fue la advertencia explícita pronunciada por U Thaw Parka, el vocero de la más influyente organización religiosa birmana, Ma Ba Tha (Asociación Patriótica de Myanmar), de corte integrista y anti-islámico.
Más de 620.000 musulmanes rohingya huyen de Myanmar a Bangladesh desde agosto, como resultado de lo que Naciones Unidas califica como “un ejemplo de limpieza étnica de manual” por parte del Ejército birmano. En ese marco, Francisco se entrevistó hoy durante 15 minutos con el jefe de las Fuerzas Armadas birmanas, el general Min Aung Hlaing, con quien conversó de “la responsabilidad de las autoridades en esta época de transición del país”, según explicó el portavoz del Vaticano, Greg Burke.
El pontífice no tenía actos previstos para hoy en su agenda pero finalmente anticipó este encuentro que tenía programado para el jueves, en lo que el vocero papal calificó de “visita de cortesía” a quien es considerado el responsable de la ofensiva que provocó el éxodo rohingya en el estado de Rakhine, lindante con Bangladesh.
Mañana Francisco se trasladará a la capital, Naipyidó, para iniciar su agenda oficial y reunirse con el presidente del país, Htin Kyaw, y con la jefa de facto del gobierno birmano, Aung San Suu Kyi, quien recibe numerosas críticas de la comunidad internacional, que la acusa de ignorar la represión a los rohingyas.
Por su parte, líderes de la comunidad islámica pedirán mañana a Francisco que interceda en favor de los rohingyas.
La primera misa multitudinaria está prevista para el miércoles, tras lo cual el Papa se reunirá con monjes budistas y más tarde con los obispos de Myanmar.
En esta gira, el Papa deberá lidiar con el reclamo musulmán y las advertencias budistas junto a una Iglesia católica birmana que se mostró en estos últimos meses siempre al lado de Suu Kyi, Nobel de la Paz en 1991, recordando su “compromiso en favor de la democracia” y “los sacrificios personales que atravesó durante la dictadura militar”.
“No son cristianos. Son gente pacífica. Son nuestros hermanos y hermanas y desde hace años que sufren, son torturados, asesinados, simplemente por seguir con su fe musulmana”, aseguró Francisco en febrero durante un Angelus. “Recemos por los hermanos rohingyas”, reiteró en agosto pasado en alusión a los refugiados en Bangladesh.
Precisamente, el Papa llegará este jueves a Bangladesh, donde el 90 por ciento de la población es musulmana, mientras que menos de un 1 por ciento de la población es cristiana, 384.000 de ellos católicos. La Iglesia bangladesí anunció hoy que los preparativos para el encuentro del Papa con representantes de la minoría rohingya están en su etapa final.
La semana pasada, Myanmar y Bangladesh firmaron un acuerdo para el retorno de los rohingyas a Rakhine. Sin embargo, según la ONU, no hay ninguna garantía de seguridad para que puedan volver a sus hogares sin ser nuevamente víctimas de la violencia.
(Télam)