El 11 de diciembre pasado la primera ministra británica, Theresa May, canceló la votación en el Parlamento ante la posibilidad de una derrota por la falta de apoyo de los diputados de su formación y también de la oposición.
Según las fuentes, el gobierno establecerá más garantías sobre la salvaguarda o “backstop”, (el término en inglés) a la frontera entre las dos Irlandas, el mayor obstáculo para una salida ordenada del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
En ese sentido, tanto el gobierno como Bruselas y Dublín siguen sin encontrar una salida para evitar una frontera física y no alterar el delicado proceso de paz alcanzado en 1998 cuando se firmó el Acuerdo del Viernes Santo.
La frontera entre el Reino Unido y la UE existe, pero en la actualidad es virtual y la República de Irlanda no quiere el regreso de los puestos de control.
La República de Irlanda, conocida normalmente solo como Irlanda, es un estado independiente y diferente del Reino Unido, situado en la isla de Irlanda, y no tiene planes de salir de la UE.
Por otro lado, más de 200 parlamentarios firmaron una carta a May, instándola a descartar un Brexit sin acuerdo.
La carta fue liderada por la ministra parlamentaria, la conservadora Dame Caroline Spelman y el laborista Jack Dromey.
Según dijo Spelman a la BBC Radio 4, “salir de la UE sin un acuerdo causará pérdidas de empleos y pondrá fin al renacimiento de la industria que hemos visto en regiones como la mía en West Midlands”.
Los 209 firmantes fueron invitados a reunirse mañana con la primera ministra en Downing Street, la residencia de gobierno.
El convenio de May que cubre los términos del divorcio del Reino Unido y el marco de las relaciones futuras con el bloque comunitario ya se ha acordado con los líderes de la UE, pero tiene que ser aprobado por los parlamentarios antes de que sea aceptado.
El Reino Unido tiene que abandonar la UE el 29 de marzo, ya sea que los parlamentarios aprueben el acuerdo o no.
