“El surrealismo de Dalí”, una exposición que reúne esculturas, grabados, serigrafías y litografías originales que el reconocido artista español realizó entre los años ’50 y los ’80, y que pertenecen a una colección privada, abre sus puertas mañana, en el Centro Cultural Borges.
Este conjunto que desembarca en la sala central del centro cultural fue cedido por Enrique Sabater, secretario y administrador de Dalí desde 1968 a 1980, para ser exhibida en forma itinerante en América latina como forma de divulgación de la obra daliniana.
Así, el ingreso recibe al espectador con una serie de fotografías blanco y negro donde el genial artista juega frente a la cámara, ya sea mirando de costado con unas gafas tridimensionales (imagen de 1974), siempre con sus particulares bigotes a los que aplicaba gomina para darle su característico aspecto, o a orillas de una bahía, apenas mojándose los pies, en una toma algo más personal.
La muestra encierra diferentes series del creador oriundo de Figueras, como la del Tarot, una relectura artística de los arcanos que son litografías con formas de naipes donde aparece la figura de su eterna Gala, por ejemplo en la carta número 3, “La emperatriz”; o la serie erótica del Casanova, donde rinde homenaje al gran personaje renacentista libertino, al amante; o la serie del Tiempo donde evidencia, de manera inexorable, su pasión por los relojes derretidos.
Resulta imperdible la escultura de bronce “La persistencia de la memoria“, encerrada en una vitrina, donde nuevamente un reloj blando se derrite mientras cuelga de una rama -una de las imágenes oníricas más asociadas al surrealismo-, que retoma la idea de que “el tiempo no es rígido, por el contrario flexible”, tal como indica el epígrafe de la pieza.
La muestra incluye también un exponente de la serie “El Quijote“, homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, realizado con remolinos de tinta y donde destaca un preciosismo miniaturista en un detalle que el público deberá mirar a través de una lupa colocada junto a la obra, o la pieza “Gala de espaldas mirando el mar Mediterráneo”, que evidencian otra faceta de Dalí, al incursionar en el arte óptico, y que el visitante deberá mirar de cerca, para luego alejarse y volver a observarla para descubrir otra imagen distinta.
(Con información y fotos de Telam)