Un subtipo de cáncer de mama, asociado a dos mutaciones genéticas, ahora podrá ser tratado con un nuevo fármaco y recientemente aprobado en nuestro país. Se trata de la droga talazoparib que, según estudios clínicos, puede reducir en un 46 por ciento el riesgo de progresión de la enfermedad y extender el tiempo de sobrevida.
El fármaco, que todavía no fue incluido dentro del Programa Médico Obligatorio (PMO), ya recibió la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y la Argentina será el primer país en Latinoamérica en comenzar a utilizarlo. El medicamento está indicado para mujeres con cáncer de mama avanzado o metastásico y que presentan, además, una mutación en los genes BCRA1 y BCRA 2. “Se trata de genes supresores de tumores que regulan el ciclo celular y evitan la proliferación incontrolada”, explicó, en una conferencia de prensa, el médico Guillermo Lerzo, jefe de unidad Oncología Clínica del Hospital de Oncología María Curie de la Ciudad de Buenos Aires.
Según datos oficiales, en nuestro país en 2018 más de 21.550 mujeres recibieron un diagnóstico de cáncer de mama (un promedio de 59 casos detectados por día) y se estima que de cinco al diez por ciento del total de los casos poseen alguna mutación de los genes BCRA. Hasta el momento, las mujeres con este subtipo de cáncer, que suele presentarse en edades más tempranas, no poseían un tratamiento específico.
Según los ensayos previos, Talazoparib extendió la sobrevida libre de progresión de la enfermedad en comparación a la quimioterapia (8,6 meses frente a 5,6 meses). Las conclusiones forman parte del estudio EMBRACA, que siguió la evolución de 431 pacientes con esta forma de cáncer y a quienes se les dio talazoparib, un fármaco desarrollado por la farmacéutica Pfizer.
El beneficio clínico del medicamento fue para el 70 por ciento de los pacientes durante un período de seis meses, indicó, por su parte, la médica Valeria Cáceres, Jefa del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Ángel Roffo-UBA. “Tenemos una droga que puede cambiar la evolución de las pacientes”, explicó Cáceres, quien añadió que de esta forma podrá mejorarse la “calidad de vida” de las mujeres que viven con la enfermedad.
La forma de administración del fármaco consiste en una toma oral diaria, como monoterapia. Podrá ser utilizado, además, como tratamiento de primera línea. Los efectos adversos más comunes registrados durante los ensayos clínicos consistieron, en mayor medida, en trastornos hematológicos, como anemia (39 por ciento de grado significativo), neutropenia (21 por ciento de grado significativo) y trombocitopenia (14 por ciento de grado significativo). “No produce alopecía, que eso para las pacientes es muy importante”, afirmó Cáceres.
“Hay nuevas y mejores posibilidades para todos”, destacó, por su parte, Marta Mattiussi, presidenta del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (MACMA). “Si por algo bregamos es que cada vez más mujeres reciban el diagnóstico temprano y que luego tengan el mejor tratamiento”.