El actor británico hoy cumple 34 años, y se encuentra en uno de los mejores momentos de su carrera. Mientras esperamos verlo próximamente como Batman, y en ‘Tenet’, de Cristopher Nolan, repasamos el largo camino que recorrió Pattinson, de vampiro a murciélago.
El actor saltó a la fama gracias a su icónico personaje Edward Cullen, en la saga Crepúsculo (2008), basada en las novelas de Stephenie Meyer. Desde ese momento, Robert no para de intentar reinventarse constantemente, y hacer todo tipo de papeles, para no quedar pegado únicamente a la interpretación del vampiro, desde la cual, indudablemente, creció mucho.
Si bien Edward fue el responsable de lanzarlo al estrellato, ese no fue su primer papel. Por ejemplo, en Harry Potter y el cáliz de fuego (2005), Pattinson fue el héroe de Hufflepuff: Cedric Diggory, quien compitió contra Harry en el Torneo de los Tres Magos, y presenció junto con el protagonista el regreso del temible Voldemort.
Yendo un poco más atrás, antes de ser aceptado en Hufflepuff, Pattinson ya hacía pequeñas apariciones en el mundo de la cinematografía.
Sus primeros pasos fueron en el rodaje de La feria de las vanidades (2004) de Mira Nair. Para luego, dar lugar a El reino del anillo, un telefilme, donde Robert encarnó a Giselher, uno de los personajes de esta obra prima-hermana de El señor de los anillos.
A partir de allí, su llegada al universo de Harry Potter, y posteriormente su protagonismo en el mundo de los vampiros: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse, Amanecer- Parte 1 y Amanecer- Parte 2.
Ser uno de los pequeños Cullen fue lo que generó que el actor se convirtiera en uno de los más buscados y queridos entre los fans.
En medio de las películas en las que Bella Swan se enamoraba (y obsesionaba) con Edward Cullen, el segundo comenzó a abrirse paso en la industria con películas de corte romántico como Recuérdame o Agua para elefantes.
Además, se metió en la piel de Salvador Dalí en Little Ashes e interpretó al personaje de la novela del galo Guy de Maupassant en Bel Ami, historia de un seductor.
Pero, el actor no se quedaría con ese título de ‘sex-symbol’ de Hollywood, y cuando finalizó Crepúsculo, se adentró en el cine indie, donde de a poco su nombre fue cobrando más importancia.
De esta forma apareció en títulos destacables como Maps to the stars (2014) de David Cronenberg, Life (2015) de Anton Corbijn o High Life (2018) de Claire Denis, participaciones que hicieron que se convirtiera en uno de los intérpretes más interesantes y buscados.
Uno de sus últimos papeles fue en El faro, película de Robert Eggers, coprotagonizada junto a Willem Dafoe. Su demente interpretación, en la que puso cuerpo y alma, su capacidad de retratar momentos tan turbios y oscuros, lograron captar la mirada de todos, mientras Robert finalmente se terminaba de consagrar, sin duda alguna.
En el camino, también se abrió paso en el mundo de las plataformas, con su participación en The King, drama histórico de Netflix que no logró mucha repercusión.
Actualmente, y a pesar de las críticas que generó su incursión en el mundo de los superhéroes, Pattinson lo está dando todo con su interpretación de Batman en la nueva película de Matt Reeves, que se espera para el año que viene.
Como si eso fuera poco, también protagonizará Tenet, la nueva y misteriosa película de Cristopher Nolan.
En conclusión, lo que nos queda claro es que Pattinson quiere demostrar que no debemos estigmatizarlo por el personaje que marcó sus inicios, y nos sigue regalando grandes interpretaciones y roles dispares, que lo ubican como uno de los mejores actores de su generación.