Pablo Neruda murió el el 23 de septiembre de 1973 en un clínica de Santiago. Padecía cáncer de próstata. Sin embargo, su muerte aun despierta dudas entre los chilenos y seguidores del poeta en el mundo entero.
Los interrogantes en torno a las últimas horas con vida de Neruda fueron tan grandes que, desde 2011, se investigan las causas de su fallecimiento. Pero en los próximos meses todo podría llegar a su fin: un panel de peritos se reunirá en las próximas semanas para analizar los resultados a los restos del escritor y diplomático y, en octubre, le entregarán al juez Mario Carroza, encargado de la causa, las conclusiones de los exámenes.
La sospecha es bien concreta: Neruda podría haber sido víctima de un envenenamiento por parte de la policía chilena, días después del golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende.
El grupo de peritos, integrado por especialistas de Chile, Dinamarca, Estados Unidos, España y Canadá comunicaron que las definiciones sobre los estudios realizados será llevados a la justicia en octubre.
“Estamos llegando a una etapa de cierre desde el punto de vista del panel genético, de genética forense. Si ello, sumado al resto de la evidencia, al ministro (juez) le parece que compone una evidencia sustentable para hacer el cierre del caso, así será”, afirmó la perito Gloria Ramírez, en declaraciones a medios internacionales.
“No me cabe dudas de que hubo intervención de terceros (en su muerte), porque el proceso me lo demuestra”, afirmó, por su parte, Rodolfo Reyes Muñoz, abogado y sobrino del poeta.
La investigación se inició tras la versión del chofer de Neruda, quien afirmó que la muerte de Neruda no se debió a la enfermedad del poeta, sino a un envenenamiento de la policía del dictador Augusto Pinochet. Otras versiones indican que el escritor se encontraba, previo a una inyección que le aplicaron en su abdomen, en buen estado de salud.