En su hora crítica

Michel Temer pierde el respaldo de sus aliados, horas antes de que un fiscal decida si inicia una investigación en su contra por corrupción.

Michel Temer comienza una semana crítica para su continuidad en la presidencia de Brasil. Por un lado, se espera la decisión de un fiscal de abrir una investigación en su contra por delitos de corrupción. Al mismo tiempo, se resquebraja su base de aliados y, como si fuera poco, esta semana habrá un paro general al mismo tiempo que las encuestas lo marcan con una imagen positiva de solo 7%.

Mañana será un día clave en la vida política de Temer: en caso de que el procurador general de la República, Rodrigo Janot, presente ante el Supremo Tribunal Federal (STF) su denuncia contra Temer, se abre el camino para que el presidente sea sometido a un juicio político. Distintas versiones indican que el mandatario podría ser investigado por delitos de de corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y asociación ilícita.

Al mismo tiempo, la imagen de Temer es de las más bajas que pueda tener un presidente en el mundo. De acuerdo a una encuesta difundida por Datafolha la semana pasada, el 76% de los brasileños quieren que su presidente renuncie ya mismo y el 83% demanda elecciones directas.

En este contexto, el ex jefe de Estado Fernando Henrique Cardoso, le envió un mensaje a Temer que no pasó desapercibido. “Sólo el presidente tiene legitimidad de reducir su propio mandato. Apelo al presidente para que medite sobre la oportunidad de un gesto de grandeza, con el cual ganará la anuencia de la sociedad para conducir una reforma política y comandar nuevas elecciones”, dijo la figura del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), una fuerza hasta ahora aliada a Temer.

Las declaraciones de Cardoso se dan mientras el Gobierno intenta hacer una reforma laboral y previsional que no encuentra ningún apoyo entre la población. Por el contrario, para este viernes está programada una huelga general convocada por las centrales obreras y que cuenta con el apoyo de los movimientos sociales.

Sin embargo, nada de esto parece preocuparle, por lo menos públicamente a Temer, que incluso se exhibe desafiante. “Nada nos destruirá. Ni a mí ni a nuestros ministros”, dijo hoy el mandatario, en un encuentro con empresarios.