La edición 45 de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires quedó inaugurada en el día de ayer con un fuerte dispositivo de control de asistencia que no pudo evitar las protestas y reclamos que irrumpieron en la Sala Jorge Luis Borges, cuando quisieron hablar los funcionarios, pero sobre todo el secretario nacional de Cultura Pablo Avelluto.
A sala llena y con una multitud congregada a las puertas de la sala, esperando el discurso de la antropóloga feminista Rita Segato, el acto de apertura comenzó con el discurso de la presidenta de la Fundación El Libro, María Teresa Garbano, quien señaló que el encuentro congrega a 3500 trabajadores por día.
Garbano, primera mujer en asumir ese cargo, definió a la Feria como “una fiesta de la cultura para fortalecer nuestra capacidad creativa” que hoy “atraviesa una crisis“. Asimismo, anunció la exposición de “datos sin sesgo interpretativo“.
Garbano advirtió que “la industria necesita avanzar, pero que si en el día a día está pendiente de su supervivencia mal puede hacerlo”. Además, remarcó que “las ventas cayeron un 12 por ciento respecto al primer trimestre de 2018, una caída que no se detiene“, durante un discurso en el que celebró el impulso a una ley para crear un Instituto Nacional del Libro y que cerró con aplausos al son del canto “aborto legal, en el hospital“.
Después fue el turno de Iolanda Batallé, directora del Instituto Ramón Llull, que este año trae a Barcelona como ciudad invitada de honor. Batallé, destacó “los vínculos” que unen a ambas ciudades y aseveró que serán jornadas en las que se encontrarán “quienes nos ayudan a enamorarnos de la lengua, escritores, editores, libreros“.
Luego fue el turno del ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro. El funcionario destacó a la feria como “un lugar de disfrute y celebración“; y al mismo tiempo la calificó como “un lugar fundamental de fortalecimiento del sector editorial“.
Además, Avogrado remarcó el apoyo y el acompñanamiento que el Gobierno de la Ciudad le brinda a la feria.
“Acompañamos esta feria todo el mes con una gran maratón literaria que se extenderá hasta el 23 de mayo con actividades dentro y fuera de la Feria y con una noche gratuita, el sábado próximo a partir de las 20, con el recital de Silvia Pérez Cruz“, afirmo. “Siempre con el objetivo de alcanzar nuevos públicos a la feria y de promover el ecosistema -que integran editores, libreros, distribuidores, escritores y lectores- a través de iniciativas como el programa Leer para creer, que permite la compra de libros para alumnos de escuelas públicas de la ciudad: 330 mil en 2018 y más de siete millones desde 2008“.
Además, el funcionario porteño sostuvo: “Promovemos al sector a través de diferentes plataformas, como el Fondo Metropolitano y Mecenazgo, que aportaron un total de 18 millones de pesos para editoriales“.
Durante este discurso los murmullos comenzaron a extenderse por la Sala Jorge Luis Borges. Hubo algunos silbidos y muestras de desaprobación por parte de la audiencia. Pero el momento máximo de la tensión se vivió, una vez más y repitiendo lo que sucedió el año pasado, con la presencia de Pablo Avelluto, Secretario de Cultura de la Nación.
Un grupo de manifestantes lo abucheó y buena parte de ellos, le dio la espalda cuando Avelluto pronunciaba su discurso. Este grupo de personas, que fueron obligados a abandonar las instalaciones, repudiaron la creación de la Universidad de Formación Docente, aprobada por ley aunque aún no implementada que implicará el cierre de 29 institutos de formación docente; en tanto que otro grupo abucheó al secretario al grito de “que venga Rita“.
Con ruidos y gritos que se replicaban desde la puerta de la sala, Avelluto repasó los que consideró “logros” de su gestión como la renovación del Teatro Nacional Cervantes y la participación argentina en la Feria del Libro de Bogotá en 2018, o la realización del Congreso Internacional de la Lengua Española en la ciudad de Córdoba hace menos de un mes.
El secretario dijo que “se terminó para siempre el uso de la cultura como herramienta política” y se refirió al “momento duro que está viviendo al sector editorial“.
Mientras su discurso era rechazado por la sala y algunos asistentes se colocaban de espaldas al escenario, Avelluto aseguraba que iba a seguir allí porque tenía “toda la noche para hablar“, y destacaba las donaciones a la Biblioteca Nacional como así también la gestión del Fondo Nacional de las Artes.
Pese a las nuevas medidas de seguridad adoptadas por la organización -se requería una invitación especial para poder asistir a la sala- una vez más la inauguración del evento cultural más importante del año quedó teñida por la polémica. La situación que atraviesa la industria editorial y el mundo de la cultura en general es preocupante, y los asistentes así se lo hicieron saber al secretario.
En un año electoral, ni las medidas de seguridad más estrictas, lograron impedir los abucheos y reclamos de los asistentes. Así, arrancó la edición n° 45 de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires; una feria que, seguramente, no esté exenta de polémicas y reclamos
(Con información de Télam)