Enfermedades de invierno: la importancia de reconocer los síntomas del asma

La patología afecta al 16 por ciento de los niños en Argentina; su tratamiento es fundamental para poder llevar una vida sin complicaciones.

El otoño y el invierno son las estaciones de las enfermedades respiratorias. Con las bajas temperaturas, las guardias de los hospitales, tanto de adultos, como pediátricos, suelen ser el escenario de diagnósticos de bronquitis, faringitis o neumonía como no ocurre en otros momentos del año. El asma es otra de las patologías que le puede causar más de una molestia, y también es motivo de consultas frecuentes en los servicios de salud, más si se tiene en cuenta que el 16 por ciento de los niños son asmáticos.

“Si bien la mortalidad por asma es menor al 0.1 por ciento, se asocia principalmente a la población socioeconómicamente vulnerable, y el reconocimiento de los síntomas de la enfermedad es fundamental para su adecuado manejo, porque el inicio precoz del tratamiento de la crisis asmática es clave para disminuir la gravedad de la misma”, explicó Juan José Bosch Fragueiro, jefe del Servicio de Neumonología Infantil del Hospital Universitario Austral.

En la Argentina, un diez por ciento de los adultos siguen siendo asmáticos en la adultez, y reconocer los síntomas de la enfermedad es fundamental para mejorar la calidad de vida, así como también elevar las medidas de prevención.

Bosch Fragueiro destacó que muchas veces los padres asmáticos tienen buenos niveles de alarma en el tratamiento de sus hijos porque ellos padecen esta condición, pero también es importante la concientización de la población general sobre los gatillos del asma. Esto es clave porque el tratamiento controlador del asma es muy importante y disminuye las crisis asmáticas.

“Respecto a los desencadenantes, el principal gatillo son las infecciones virales, y sobre todo en ésta época, los virus respiratorios. Estos virus eligen el otoño invierno por su forma de transmisión de contacto o por secreciones respiratorias. Entonces generan moco, tos y estornudos para poder propagarse. Además, por el frió, las ventanas se cierran y eso afecta nuestra capacidad de limpieza pulmonar. Por ello es muy importante el lavado de manos y cuidarse especialmente al toser o estornudar. También ventilar los ambientes y abrigarse”, detalló el especialista.

En segundo lugar se encuentran las alergias, y de hecho muchas veces el asma se acompaña de rinitis alérgica. Se trata de una respuesta exagerada de las defensas de la nariz que produce inflamación en la garganta, lagrimeo, estornudos, rinorrea acuosa, congestión y picazón nasal.

“Reconocer los gatillos y evitar aquellos que sea posible es fundamental, como por ejemplo, mantener una higiene adecuada y ventilar las habitaciones. Además, no se debe permitir que se acumule polvo (ácaros) en las alfombras, bibliotecas y peluches; se debe poner fundas en almohadas y acolchados de plumas; controlar la humedad; no usar sahumerios ni desodorantes de ambiente; no abusar de los antisépticos en aerosol; evitar el humo de cigarrillo; mantener la limpieza de mascotas y animales domésticos; y no generar humos ni gases tóxicos”, enumeró. Y agregó que otras comorbilidades asociadas a tener en cuenta para un adecuado control del asma son el reflujo gastroesofágico y los factores emocionales.

LA IMPORTANCIA DEL TRATAMIENTO

Muchas actividades de la vida cotidiana se ven afectadas por la falta de aire, especialmente en los momentos de mayor exigencia respiratoria como la actividad física, al reírse o durante el sueño.

Por eso, tanto los pacientes como los profesionales, indicó Bosch Fragueiro, deben estar atentos a síntomas como tos y agitación, ya que con un tratamiento adecuado se debería poder hacer una vida totalmente normal y plena.

En este sentido, el tratamiento del asma tiene cuatro aspectos fundamentales: la educación y el control ambiental, antes descriptos, y el tratamiento farmacológico y el adecuado seguimiento de la función pulmonar.

El tratamiento farmacológico se basa en disminuir la inflamación y mantener abiertos los bronquios. Se utilizan corticoides inhalados y broncodilatadores con combinaciones de estos. El reconocimiento de los síntomas de la enfermedad es fundamental para su adecuado manejo, y siempre se debe controlar la correcta aplicación del tratamiento.

“En los casos en que no se logre un adecuado control de los síntomas, hay que buscar y tratar factores asociados. Pero si aun así sigue sin alcanzarse el éxito, existen nuevas terapias con anticuerpos monoclonales que debe ser individualizada y dirigida caso por caso ya que es específica y muy costosa”, refirió el médico.

Por último, la cuarta “pata” del tratamiento del asma es el adecuado seguimiento de la función pulmonar. Para esto no solamente se necesita control clínico adecuado, sino también realizar pruebas de función pulmonar al menos una vez al año.

La espirometría es el estudio de la función pulmonar más importante en el asma. Es sencillo y lo pueden realizar niños desde los 4 años. Solamente tienen que soplar en una computadora que registra la cantidad de aire que sale de los pulmones en ese tiempo. El estudio se hace en 10 minutos y sirve también para evaluar la respuesta a los broncodilatadores.

Los médicos clínicos y los pediatras deben poder prescribir e interpretar las pruebas de función pulmonar. Pero, en caso que el paciente no logre un control total de los síntomas, es importante la derivación oportuna con el especialista.