El Gobierno francés estaría dispuesto a restituir una colección de arte africano que algunos medios cifran en 98.000 objetos, en cumplimiento de la promesa del presidente, Emmanuel Macron, de hacer de la devolución de ese patrimonio una prioridad.
El mandatario recibirá mañana a puerta cerrada las conclusiones de un informe encargado a la historiadora francesa Bénédicte Savoy, integrante de la institución educativa Collège de France, y al economista senegalés Felwine Sarr, autor del ensayo “Afrotopia”. Sus conclusiones ya han sido filtradas por los medios y, según los anticipos, el documento aboga por una devolución generalizada tanto de las obras robadas y expoliadas como de las procedentes de misiones científicas o de donaciones de la administración colonial.
“Nadie quiere vaciar los museos de unos para llenar los de otros. El proceso debe ser progresivo y negociado entre las dos partes”, destaca ese documento difundido hoy por el diario Le Figaro. El periódico calcula que en los museos de Francia hay 98.000 objetos africanos, procedentes en su mayoría de Chad, Mali y Camerún. Unos 46.000 de ellos llegaron al país entre 1885 y 1960, en pleno periodo colonial.
El Museo etnológico del Quai Branly, en París, acapara 70.000 de esas obras, mientras que el resto se divide en otros como el Museo del Ejército, el Confluences de Lyon y centros más pequeños en ciudades como Burdeos o Marsella.
La devolución, según añaden, constituye una suerte de “reparación” de Europa hacia sus antiguas colonias, pero también abre una nueva “ética” en las relaciones entre los dos continentes. Le Figaro recuerda que desde 1960 numerosos países han solicitado a Francia, Bélgica, el Reino Unido o Alemania la devolución de su patrimonio.
El informe oficial, no vinculante, propone modificar el Código del Patrimonio, una cuestión espinosa, porque los museos galos contienen numeroso patrimonio asiático, griego o egipcio, y esos países podrían sumarse a la reclamación de los subsaharianos.
En noviembre de 2017, en un discurso en la Universidad de Uagadugú, Macron dijo no poder aceptar “que una gran parte del patrimonio cultural de varios países africanos esté en Francia”, y subrayó que este no podía seguir siendo “prisionero de los museos europeos”, reseñó EFE. “El patrimonio africano debe estar visible en París, pero también en Dakar, en Lagos y en Cotonou”, añadió el jefe del Estado, que deseó entonces que en cinco años se hayan alcanzado las condiciones para un regreso temporal o permanente del patrimonio a África.