El músico y compositor brasileño Chico Buarque se sumó al frente que será
instituido esta semana para combatir la censura que grupos ultraconservadores vienen imponiendo en Brasil a representaciones culturales y artísticas.
Buarque, uno de los más famosos representantes de la música popular de su país y autor de clásicos conocidos mundialmente como “La banda” y “Construcción”, publicó ayer un video en el que manifestó su apoyo al Frente Nacional Contra la Censura, una iniciativa impulsada por conocidos artistas e intelectuales en Brasil que hoy se concentrarán desde las 18 hs (Belo Horizonte) en el Palacio de las Artes, en Belo Horizonte.
En el video publicado, el músico celebró la creación del Frente y puntualizó sobre la importancia de que “artistas, que brasileños esclarecidos en general, se manifiesten contra la escalada de esos movimientos que se dicen conservadores contra la libertad de expresión”, afirmó el compositor, cantante y escritor, según consignó la agencia EFE.
Esa guerra cultural comenzó en agosto cuando una exposición sobre la diversidad sexual en la historia del arte brasileño fue suspendida en la ciudad de Porto Alegre por presiones del Movimiento Brasil Libre (MBL), un grupo que nació en 2014 con las protestas contra la entonces presidenta Dilma Rousseff, destituida por el Congreso en 2016 y sustituida por el
conservador Michel Temer.
Buarque agregó que los grupos ultraconservadores que han obligado en las últimas semanas a diferentes instituciones brasileñas a cancelar exposiciones u obras de teatro que califican como “inmorales”, “ofensivas” o “blasfemas” usan “prácticas fascistas, de intimidación y de violencia, en las calles y en las redes sociales”.
El frente, al que también se han unido otros cantautores como Caetano Veloso, actores y políticos, será instituido este martes en una ceremonia prevista en la sede del Palacio de las Artes, un centro cultural en la ciudad de Belo Horizonte que resistió a las presiones para suspender una muestra de 160 obras, algunas de ellas señaladas de incitar la pedofilia.
Según sus impulsores, la iniciativa busca frenar una ola de conservadurismo que viene creciendo en Brasil y que, ante expresiones artísticas que considera “inadecuadas”, viene presionando para que instituciones y autoridades adopten medidas que atentan contra la libertad de expresión en el país.
“Vivimos tiempos sombríos -aseguran los organizadores-, los monstruos del pasado insisten en resucitar en la onda conservadora que asola al país. Intentan condenar y prohibir exposiciones, obras de teatro, espectáculos de danza, conciertos y otras actividades artísticas, culturales, científicas e intelectuales”.
Entre distintas situaciones de censura directa e indirecta, cuenta Carol Pires, periodista de New York Times que la semana pasada acompañó a Caetano y a Paula, su mujer, durante su visita a un campamento del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST), en São Bernardo do Campo, São Paulo, donde viven alrededor de ocho mil familias sin casa.
Días antes, en una fiesta en Río, el músico, un mito viviente, había visto a Madonna arrodillarse a sus pies en señal de devoción. Ahora, estaba sentado en un banco de madera rústica esperando para sacar su mejor arma –la música– en busca de lograr apoyo popular al problema del déficit habitacional. Para lograrlo precisaba, sin embargo, vencer la ofensiva de la alcaldía de la ciudad que buscaba impedir el concierto.
Paula llegó confirmando que una jueza argumentaba que el local no era seguro para los asistentes y había establecido una multa de 500.000 reales si no cumplían su orden de suspenderlo. Caetano no compró la justificación: “Lo que querían era encontrar una manera de prohibir”, dijo. Desde la dictadura, no se le había prohibido cantar al músico.