La policía griega volvió a reprimir hoy a migrantes que intentaron cruzar la frontera desde Turquía, justo cuando cancilleres de la Unión Europea (UE) se reúnen para discutir una escalada de hostilidades en Siria vinculada a la crisis en la frontera turco-griega.
Agentes antidisturbios griegos lanzaron gases y chorros de agua desde carros hidrantes contra los migrantes en el paso fronterizo de Kastaniés, en el noreste de Grecia, al tiempo que, desde el lado turco, la policía disparó gases lacrimógenos hacia el país europeo.
Miles de personas han intentado entrar a Grecia por tierra y agua desde que la semana pasada el gobierno turco anunció que abría sus fronteras a todos aquellos migrantes o refugiados que quieran establecerse en la UE.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que ya su país ya no podía asistir a los 4,1 millones de refugiados y solicitantes de asilo que alberga, pese a un acuerdo de 2016 con la UE para retenerlos en su territorio con una millonaria ayuda financiera del bloque.
Su anuncio llegó luego de que Turquía sufriera fuertes bajas militares en la norteña región siria de Idleb en un intento por frenar una ofensiva sirio-rusa
La ofensiva obligó a casi 1 millón de personas a dejar sus hogares y a trasladarse a zonas más seguras cerca de la frontera con Turquía, que limita con Idleb, lo que desató el temor del gobierno turco de tener que absorber una nueva afluencia de refugiados sirios.
La decisión turca de abrir las fronteras a los migrantes fue leído por la UE como un “chantaje” de Turquía, a la que acusó de alentar deliberadamente a los refugiados a intentar cruzar ilegalmente hacia Grecia.
Erdogan dijo luego que para detener la ola migratoria era necesario que la UE apoyara las acciones turcas en Siria. Erdogan y su par ruso, Vladimir Putin, acordaron ayer un alto el fuego para Idleb durante una reunión de seis horas en Moscú.
La tregua entró en vigor hoy y estaba siendo observada por los beligerantes, dijeron activistas, que destacaron que era el primer día sin ataques aéreos en la zona desde el comienzo de la ofensiva, a principios de diciembre.
Pero a su regreso de Moscú, Erdogan declaró que no habría cambios en relación a la situación fronteriza. “Nuestras puertas están abiertas. Los refugiados irán tan lejos como puedan. No los estamos obligando a irse”, dijo, citado por la agencia de noticias estatal Anatolia.
Además, acusó a Grecia de crueldad en su trato a los migrantes y agregó que se negó a asistir a una posible reunión sobre migraciones en Bulgaria porque no quería compartir “el mismo cuadro” que el primer ministro griego.
Mientras tanto, en Zagreb, Croacia, los cancilleres de la UE se reunieron para discutir sobre Siria y la presión migratoria en la frontera griega.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrel, celebró el alto el fuego en Siria y dijo que su cumplimiento es “la condición previa para aumentar la ayuda humanitaria para la gente en Idleb”.
“Turquía está teniendo una gran carga, 4 millones de personas, tenemos que entender eso”, afirmó el funcionario español. “Pero al mismo tiempo no podemos aceptar que los migrantes sean utilizados como fuente de presión”. Sin embargo, algunos países se oponen al aumento de la ayuda a Turquía.
Por su parte, el canciller griego, Nikos Dendias apoyó la teoría de que Turquía ha orquestado la crisis migratoria. “Se trata de migrantes que han estado viviendo años en Turquía. Tenemos pruebas claras de que este movimiento de población ha sido creado y orquestado por Turquía “.
Mientras tanto, del lado griego de la frontera, las autoridades estaban utilizando la ayuda de los lugareños para detener a los que intentaban cruzar a Europa ya sea haciendo agujeros en las vallas fronterizas o cruzando el río Evros, al que los turcos llaman Meric.
(Télam)