Hace 2.700 años, en el santuario judeico de Arad, en Israel, el incenso y cannabis eran parte de los rituales, según un reciente hallazgo del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.
“Parece factible sugerir que el uso de cannabis en el altar de Arad tuvo un papel psicoactivo deliberado. Los olores a cannabis no son atractivos y no justifican traerlos desde lejos”, señalaron los autores de la investigación, Eran Arie, Dvory Namdar y Baruch Rosen.
Los arqueólogos hallaron restos de cannabinoides activos -THC, CBN y CBD- en el lugar que, según los científicos, correspondería con el Primer Templo de Jerusalén, descripto en la Biblia. “Las inflorescencias de cannabis se quemaron allí, posiblemente como parte de un ritual”, señalaron en la investigación.
No se trata, aclaran los investigadores israelíes, de hallazgos que sean extraños para el conocimiento obre las ceremonias religiosas de la antigüedad. “El uso frecuente de materiales alucinógenos para fines de culto en el antiguo Oriente Próximo y más allá es bien conocido y se remonta a períodos prehistóricos”, detallaron los autores del estudio.
Tel Arad e sun importante yacimiento arqueológico. El momento de su construcción no está claro: para algunos,
sucedió entre el siglo X a.C. y el VII a.C, mientras que otros situan el origen del templo entre el VIII y VII a.C. El edificio constaba de una sala principal (hekal), un patio cercado y abierto (haser), un área de almacenamiento, y un pequeño nicho (debir).