“Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos.”
Asi se expresó Astor Piazzolla a sus 33 años, como si fuera un desafío, como si fuera inevitable, como si supiera que iba a revolucionar la historia del Tango como se lo conocía hasta entonces. Él, que había estudiado armonía, música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger, en su juventud tocó y realizó arreglos orquestales para el bandoneonista, compositor y director Aníbal Troilo. Cuando comenzó a hacer innovaciones en el tango en lo que respecta a ritmo, timbre y armonía, fue muy criticado por los tangueros de la “guardia vieja”, ortodoxos en cuanto a ritmo, melodía y orquestación.
La declaración era brindada por un Astor jover y audaz, pero que ya había tenido experiencias en el territorio: desde 1937 tocaba en clubes nocturnos con una serie de grupos, incluyendo la orquesta de Aníbal Troilo, considerado en ese momento el mejor bandoneonista y líder en Buenos Aires. Se le aconsejó estudiar con el compositor Alberto Ginastera y posteriormente con Raúl Spivak. Introducido en grabaciones de Stravinsky, Bartók, Ravel, entre otros, iba cada mañana a oír la orquesta del Teatro Colón, mientras continuaba tocando tango de noche, y para 1950 compuso la banda de sonido de la película “Bólidos de Acero”.
Ya para 1952 había compuesto La Epopeya Argentina, un movimiento sinfónico para narrador, coro y orquesta con texto de Mario Nuñez, que sobrevive en una transcripción para piano del compositor, publicada en 1952 por Editorial Saraceno. También en esa década continuó con la composición de obras de música tales como Rapsodia porteña, Sinfonietta y Buenos Aires (tres movimientos sinfónicos). Por esta última ganaría el premio Fabien Sevitzky, por lo que el gobierno francés le otorgó una beca para estudiar con Nadia Boulanger en París, en 1953, un año antes de expresar su “enemistad con el Tango” y contexto en el cual aún era muy rechazado por la cultura local tan arraigada a las viejas formas.
Para su carrera Boulanger fue fundamental. Hasta su encuentro con ella, Piazzolla se debatía entre ser un músico de tango o un compositor de música clásica. Nadia Boulanger lo animó a seguir con el tango, pero si hasta ese momento todo era o tango o música clásica, a partir de entonces sería tango y música clásica. También en París, tuvo la oportunidad de escuchar al octeto del saxofonista Gerry Mulligan y quedó impresionado por su improvisación y por el distendimiento con el que tocaban los músicos.
Estudió 11 meses con Boulanger, pero al mismo tiempo formó una orquesta de cuerdas con músicos de la Ópera de París, con Lalo Schifrin y Martial Solal alternándose en el piano, y grabó el álbum Two Argentineans in Paris (1955) con temas como «Picasso», «Luz y sombra» y «Bandó».
A pesar de esto, en Argentina las estaciones radiodifusoras no difundían sus obras y los comentaristas seguían atacando su arte. Durante años, tangueros y críticos musicales lo consideraron un esnob irrespetuoso que componía música “híbrida”, con exabruptos de armonía disonante.
Su ininterrumpida carrera encontró reconocimiento y raíces allí donde el Tango “no era tango”. Pasarían años, idas y vueltas a EEUU, armado y disolución de distintas formaciones, varios discos y funciones, e incluso experimentación fusión con el Jazz hasta que vuelve a Buenos Aires en 1960 y forma la agrupación que definiría su estilo musical definitivamente, y que sería la base de agrupaciones posteriores y a la que volvería cada vez que se sentía frustrado por otros proyectos: el Quinteto Nuevo Tango. Con esta agrupación daría a conocer “Adiós Nonino” y todas las composiciones que dieron forma a su estilo y que serían las más recordadas: “Las Estaciones” (Verano Porteño, Otoño Porteño, Invierno Porteño y Primavera Porteña), “La Serie del Ángel” (Introducción al ángel, Milonga del ángel, Muerte del ángel y Resurrección del ángel), “La Serie del Diablo” (Tango diablo, Vayamos al diablo y Romance del diablo), “Revirado”, “Fracanapa”, “Calambre”, “Buenos Aires Hora Cero”, “Decarísimo” y “Fugata”, entre otros. Esa última pieza está basada en la obra del compositor alemán Johann Sebastian Bach.
El 4 de agosto de 1990 en París, sufrió una trombosis cerebral cayéndose en el baño de un hotel. Fue internado con un infarto cerebral del que no se recuperó. Lo trasladaron a Buenos Aires el 12 de agosto donde fallecería dos años después, el 4 de julio de 1992, a los 71 años. Sus restos están inhumados en el cementerio Jardín de Paz, en la localidad de Pilar.
Hasta finales de Julio, se realizarán numerosos homenajes para grandes y chicos, para seguir recordando y transmitiendo su obra, incomprendida en una época, consagrada, aceptada y celebrada en nuestro tiempo.
MUSICA
Usina del Arte
VIE07.07 | 20 h | Sala de Cámara | AGENDA PIAZZOLLA 25 AÑOS
Interpretan Seis estudios tanguísticos de Astor Piazzolla.
Jorge Retamoza interpreta los Seis Estudios Tanguísticos de Astor Piazzolla, en versión para saxo alto y orquesta de cámara. Participa la Orquesta de Cámara del Congreso dirigida por el Maestro Sebastiano de Filippi.
Jorge Retamoza
Es uno de los saxofonistas argentinos que más desarrolló la inclusión de su instrumento en el lenguaje del tango. En sus composiciones desarrolla una música basada en el tango, los gestos de jazz y en procedimientos académicos, colocándolo en una zona de originalidad. Se presentó en giras por Argentina, Sudamérica, Europa y EEUU y también brindó clases magistrales en ámbitos educativos públicos y privados de América y Europa. Compartió escenario con los más destacados artistas argentinos e internacionales. Es autor del libro ”El tango desde el Saxo”. En 1998 obtuvo por concurso el cargo de Saxo Barítono para la Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires. Su cuarteto se completa con Matías Rubino en bandoneón, Gastón Harisquiry en piano y Roberto Seitz en contrabajo.
Entrada gratuita
Se entregan hasta 2 por persona desde 2 horas antes de la función.
Caffarena 1, esq. Av . Pedro de Mendoza #LaBoca
OBRAS DE TEATRO
Astor – Mar del Plata
Obra de teatro realizada pensando en cada rincón y detalle, para llegar con la música y el espíritu rebelde de Astor Piazzolla a cientos de chicos durante todas las vacaciones de invierno.
Es una puesta con mucho humor, emoción, aventuras y música en vivo. Cuando pensamos en Piazzolla, nos imaginamos en seguida a un hombre grande, de bigote espeso y mirada intensa, un señor que mezclaba ritmos, emociones, paisajes… Pero nosotros nos preguntamos ¿de dónde salió este artista? ¿Cómo fue que un pequeño llamado Astor se convirtió en un grande conocido como Piazzolla? En la obra se responde esa pregunta viajando en el tiempo para encontrar anécdotas de su vida que son realmente “de película”.
Fechas: 15, 16, 17, 18 y 19 de julio, a las 15 en la Sala Payró, del complejo Auditorium.
La vida secreta del bandoneón – Mar del Plata
Se trata de una instalación gigante interactiva, un bandoneón que se mueve y suena. “Es una iniciativa bastante loca y divertida que permite que el público se meta adentro de un bandoneón gigante, interactuando con luces, sonido y movimiento”, definen.
“En él imaginamos cómo es por dentro la vida secreta de este instrumento tan particular. Artistas, arquitectos, sonidistas, modistas, iluminadores, herreros, carpinteros y un montón de manos y cabezas marplatenses trabajaron para darle forma, vida y movimiento a este proyecto. Para que todo el que se lo encuentre pueda vibrar y sonar al ritmo de Piazzolla”, describen.
Para esta iniciativa, el Colegio IDRA cuenta con el apoyo del Emtur, y la idea es posteriormente llevarlo por distintos lugares del país, como símbolo de Mar del Plata.
Fechas: desde el 15 hasta el 29 de julio, en el Foyer del Auditorium.