Huawei se asumió hoy como una “víctima del bullying” del gobierno de los Estados Unidos, al que acusó de lanzar un “ataque contra el orden liberal”, aunque negó que las restricciones decretadas la semana pasada por Washington afecten el despliegue de las redes de 5G, donde aventaja en “dos o tres años” a sus competidores.
“Huawei ha estado respetando todas las leyes y regulaciones aplicables. Ahora Huawei se ha convertido en la víctima del bullying de la Administración de Estados Unidos”, manifestó esta mañana Abraham Liu, representante de la compañía ante las instituciones de la Unión Europea, durante un acto en Bruselas.
Las medidas decretadas la semana pasada por la Casa Blanca son “un ataque contra el orden liberal basado en normas. Esto es peligroso. Ahora le está pasando a Huawei. Mañana puede pasarle a cualquier otra empresa internacional”, continuó Liu, y se preguntó: “¿Podemos cerrar los ojos ante semejante comportamiento?”, según un comunicado difundido por la empresa.
Después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prohibiera el último miércoles a las empresas de ese país comprar equipamiento fabricado por compañías que amenacen la seguridad nacional, el Departamento de Comercio incluyó a Huawei en la “lista de entidades”, un conjunto de empresas que deben obtener una licencia especial antes de comprar bienes a proveedores estadounidenses.
La medida se interpretó como una prohibición al comercio con Huawei y tuvo consecuencias inmediatas: Google decidió no realizar transacciones de software con Huawei, poniendo en peligro la continuidad de su sistema operativo Android en los equipos de la firma china, mientras que fabricantes de chips como Intel y Qualcomm suspendieron los intercambios comerciales.
Sin embargo, el lunes por la noche el Departamento de Comercio le otorgó a Huawei una licencia para comprar productos estadounidenses hasta el 19 de agosto, para mantener las redes rurales de telecomunicaciones existentes y proporcionar actualizaciones de software a los usuarios de sus teléfonos inteligentes. Esta decisión logró este martes levantar la caída en la bolsa de las empresas que fabrican chips en Estados Unidos y en Europa, que ayer, tras conocerse la prohibición, habían perdido entre un 3 y un 8 por ciento, ante el temor de dejar de venderle sus semiconductores a Huawei.
La compañía china es el segundo fabricante mundial de smartphones, por detrás de Samsung, aunque el grueso de sus ingresos proviene de sus equipos de telecomunicaciones (es la principal proveedora mundial en este rubro), que le dieron un lugar destacado en la inminente construcción de las redes de 5G. La empresa gigante asiática tiene contratos para proveer sus equipos a decenas de empresas telefónicas en Europa, África, partes de Asia y en prácticamente toda Latinoamérica, y fuentes del sector calculan que controlará entre el 40 y el 60 por ciento de las redes en todo el mundo.
El fundador y presidente ejecutivo de Huawei, Ren Zhengfei, negó esta mañana que las restricciones estadounidenses a sus productos y a sus suministros afecten al despliegue del 5G, una tecnología en la que la empresa aventaja en “dos o tres años” a sus competidores. “Podemos hacer chips tan buenos como los que hacen las compañías estadounidenses, aunque eso no significa que no compraremos chips de ellos”, afirmó en una entrevista con medios estatales chinos.
Tras conocerse el veto de Trump y ante la dificultad de seguir comprándole chips a Intel, Qualcomm y Micron, Huawei anunció que los semiconducores para sus equipos (teléfonos, PCs, tablets) vendrían de HISilicon, una empresa propia que ya se venía preparando para afrontar una medida como esta. Algo similar sucede con el sistema operativo para sus teléfonos móviles: ante la complicación de seguir operando con Android, trascendió que la compañía china tiene casi listo su propio software “Hongmeng”, en el que trabaja desde hace años.
(Télam)