El poeta, ensayista y director artístico del Centro Cultural de la Cooperación Juano Villafañe conversó con Diario Vivo sobre las nuevas problemáticas del sector cultural. Villafañe puntualizó en el desplazamiento que tuvieron las artes al campo virtual y en la carencia de regulaciones para respetar los derechos de autor.
Además, destacó la importancia de que artistas, intelectuales y trabajadores de la cultura, por medio de la iniciativa que lleva adelante la revista Con Fervor, apoyen el proyecto de Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia.
Diario Vivo también se comunicó con la actriz Ana Yovino, una de las impulsoras de la campaña con más de mil firmas, para profundizar sobre este último tema.
Diario Vivo: ¿Cómo observas las políticas públicas que se fueron implementando para el sostenimiento de la cultura en el último tiempo?
Juano Villafañe: El Ministerio de Cultura está haciendo uno de los más grandes esfuerzos en políticas públicas para que, con el respaldo del Estado, se pueda sostener la actividad cultural. No es quizá todo lo que se pueda ofrecer, porque hay muchas urgencias y necesidades, pero hasta ahora las políticas públicas para mantener las condiciones del cine, el teatro, la música, la escritura, la artesanía y la gastronomía, fueron únicas. Es histórica la cantidad de líneas de subsidios destinadas a una economía de la actividad cultural. Ahora, si se tiene que medir en términos de lo que cada uno necesita, es mucho más complejo porque el 90% de los que comprenden el sistema cultural se cayó del mapa. En general la producción cultural independiente está en una situación crítica. Por eso, también, el Ministerio de Cultura está haciendo una cartografía de la situación cultural de nuestro país para poder reconocer a los sujetos que se han caído del mapa, poder atenderlos y replantear, en la post-pandemia, las formas contractuales y laborales que tiene que tener el sector cultural, ya sea con el Estado o con el sector privado.
D.V: ¿Qué rol debe cumplir el Estado en términos de preservar la cultura dentro de los nuevos modos de circulación del contenido cultural?
J.V: En este momento estamos viviendo un caso excepcional que es la pandemia, la cual nos obliga a salir de lo presencial para ir a lo virtual. Yo no creo que una cosa reemplace a la otra, en absoluto, lo que ocurre es que hay un momento crítico en donde las condiciones del desplazamiento de lo presencial a lo virtual tienen que tener sus tiempos de aprendizaje. Los Estados van a tener que aprender a regular estas formas de concentración de la tecnología digital porque también está en juego, como problema cultural, la soberanía de los Estados Nación. Las plataformas lo invaden todo, la educación, el trabajo, la cultura, la salud on-line, es decir que el ciudadano va a estar preso de las condiciones virtuales. Las libertades de los cuerpos y los espacios de la circulación de los ciudadanos, van a estar condicionadas y vigiladas. En la batalla cultural es muy importante reconsiderar cómo deben ser utilizadas las redes de nuestro país, cuáles son las soberanías del Estado y cuáles son las formas culturales en donde hay que impactar. Es importante que puedan regular el funcionamiento de las redes, las aplicaciones, los derechos de autor, el comercio electrónico y la soberanía digital. ¿Por qué no tenemos un motor de búsqueda latinoamericano? que ayude a trabajar con nuestro lenguaje, nuestros símbolos y nuestras palabras. El problema es el uso indebido de las tecnologías. Es un problema político.
D.V: ¿Cómo observas la relación entre los derechos de autoría y el contenido que circula en las redes?
J.V: El acto presencial del hecho artístico es irremplazable. Las formas virtuales son un paliativo y todavía se está investigando su uso. La pandemia puso en evidencia la crisis estructural que tenía el sector cultural con sus contratos y, este desplazamiento a lo virtual, mantiene esa precariedad porque no alcanzó a instalarse las nuevas formas que tienen las virtualidades. Es muy importante entender que no hay conflicto entre técnica y arte; de lo que se trata, en todo caso, es de una reapropiación conveniente de las nuevas tecnologías y de que esas nuevas formas reconozcan los derechos de autor. Están las normas establecidas para cuando se trata de carácter presencial, pero cuando se pasa a lo virtual no están sus respectivos protocolos, contratos y sus normas de tal manera que se pueda reconocer ese trabajo. Hay algunos antecedentes como con SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes) o SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) sin embargo en relación a las redes, todas las entidades que reconocen los derechos de autor están planteando este problema: hay que encontrar una normalización nueva para que las producciones artísticas en las redes sean reconocidas como trabajo. Hasta ahora los que se han beneficiado son las empresas que trabajan dentro del mundo digital, no los artistas.
D.V: Desde Con Fervor, revista que está bajo su dirección, decidieron juntar firmas de los/as trabajadores/as de la cultura para respaldar el proyecto de aporte solidario y extraordinario por única vez a las grandes fortunas personales de la Argentina. ¿Cuál es la importancia de que los artistas se manifiesten ante este tipo de propuestas?
J.V: En principio la revista con fervor lo tomo como un acontecimiento solidario para con toda la sociedad. Puso en evidencia el sentido de solidaridad del sector cultural, porque la pandemia no se puede considerar sólo en relación a quienes se benefician con algún tipo de subsidio y reconocimiento, toda la sociedad en su conjunto está totalmente afectada por la situación. La emergencia cultural que estamos viviendo entiende la necesidad de respaldar un proyecto que implica un aporte solidario y extraordinario a las grandes fortunas personales. Desde ya que está en total y absoluto acuerdo con el hecho de que el sector con mejores condiciones económicas sea solidario con los que menos posibilidades tienen. El sector cultural, artístico y literario tiene en el ritual de lo presencial, del convivio del cuerpo a cuerpo, las formas en las que ejerce su trabajo, por lo tanto es consciente de que la posibilidad de terminar con las condiciones que nos impone la pandemia, en parte, está en el hecho solidario de respaldar a los más necesitados. La pandemia da cuenta de las grandes dificultades económicas, la pobreza, el hacinamiento, los contratos precarios, la inestabilidad laboral. Si nosotros hacemos las relecturas que corresponden, esta ley es esencialmente solidaria: Aquellos que se han beneficiado de la explotación de la industria y de la tierra, porque las grandes fortunas nadie las consigue trabajando por un sueldo, tienen que aceptar que por el hecho de tener esas condiciones de beneficio de tal magnitud deben, en un momento tan crítico, devolver algo de lo que se les dió a la sociedad.
El apoyo de artistas e intelectuales a las grandes fortunas
El 28 de agosto, cuando el proyecto de ley de “Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia” ingresó a la Cámara de Diputados, distintos artistas, intelectuales y trabajadores de la cultura de todo el país -junto a la revista Con Fervor- iniciaron una convocatoria nacional de firmas para respaldar la propuesta impulsada por los diputados del Frente de Todos.
La actriz Ana Yovino, una de las impulsoras de la campaña, expresó a Diario Vivo: “La pandemia es algo que nos afecta a todos, es una catástrofe, pero también es una oportunidad para que los que acumulan tanta fortuna se vean a sí mismos como un agente que necesita pensarse y redistribuir lo acumulado”.
Además refirió a la reinvención de su trabajo como docente de teatro y a la potencia de lo colectivo a pesar del distanciamiento: “Hay algo en la resistencia de usar las plataformas tecnológicas que no estábamos acostumbrados, porque nuestro quehacer es artesanal y de cuerpo, que surgió del ¿Cómo sostenemos? Hay agrupaciones, como el PIT (Profesorxs Independientes de Teatro), que surgieron durante el aislamiento con mucha fuerza desde lo colectivo. Antes no existía en la docencia de teatro esa unión, cada uno estaba con su estudio y sus clases, es decir que todo lo que aprendimos en el trabajo del teatro independiente siguió a distancia y se profundizó en la unión con los demás. El cambio y la revolución está en la solidaridad. En repensarnos como sociedad, en que no somos nada sin un otro y no podemos vivir en este paradigma donde cada quién se mira su ombligo”.
Ya son más de 1000 las firmas reunidas desde el lanzamiento de la campaña: Cristina Banegas, Norman Briski, Rita Cortese, Arturo Bonin, Graciela Dufau, Roberto “Tito” Cossa, Virginia Innocenti, Miguel Rep, Liliana Herrero, Horacio González, Alejandra Darín, Darío Grandinetti, Julieta Díaz, Patricio Contreras, Ingrid Pelicori y Pompeyo Audivert; son algunos de los referentes que manifiestan su apoyo a la medida que recae sobre los bienes de las personas físicas que cuenten con un patrimonio superior a los 200 millones de pesos, lo que permitiría recaudar el 1% del PBI para destinarlo a programas de exploración, desarrollo y producción de gas natural; equipamientos de salud para atender la pandemia; a apoyar a PyMEs con subsidios y créditos; financiar un relanzamiento del plan Progresar destinado a jóvenes estudiantes; y urbanizar barrios populares.
“Ojalá lo colectivo se mueva en un grito unánime para que el bolsillo obscenamente hinchado de 12 mil personas, que son las más ricas, den una muy mínima parte de sus riquezas para una redistribución más equitativa”, concluyó Yovino y recordó que los interesados en firmar pueden hacerlo en: https://docs.google.com/forms/d/1rjqfYHulV7oLqZnVy6pz2f21w_ro-3QEdQtwGYL9Y3A/viewform?edit_requested=true