La vida de una mujer, una de las tantas víctimas de la guerra interna que parte a Colombia desde hace más de seis décadas, atraviesa el documental “Alias Yineth-la mujer de los siete nombres”, que ayer tuvo su estreno en cines locales y desde mañana, además, inicia un mes de proyecciones en el Malba.
El filme, dirigido por los cineastas colombianos Daniela Castro y Nicolás Ordóñez, cuenta la historia de una mujer y sus múltiples transformaciones dentro de un período definido de guerra y dos procesos de paz diferentes en Colombia.
En primera persona narra el devenir vital de quien fue una niña campesina, una joven guerrillera, una madre de clase media y una ejecutiva del gobierno, en una coproducción con la Argentina y distribuida con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas que forma parte del proyecto transmedia “Alias”.
Castro, cineasta que se formó como tal en Buenos Aires donde vivió durante ocho años, atribuyó a ese paso por la Argentina la posibilidad de abordar cinematográficamente la historia de Yineth.
“Volví a mi país cuando se producía un nuevo intento de diálogo entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC y fue justo en ese momento en el que hice plena conciencia de haber nacido en un país en guerra, algo que nunca antes había comprendido en su total magnitud y que contrastaba con lo que había vivido en la Argentina, donde me había encontrado con una sociedad que constantemente invitaba a preservar la memoria como conjuro contra el olvido y la repetición”, resaltó la cineasta a Télam.
En el mismo sentido, Castro añadió que “entonces entendí que pertenecía a una generación que no solamente había nacido en medio de la guerra, sino que era absolutamente indiferente a ella y que si no hubiera vivido todos esos años en la Argentina, quizás no hubiera tenido esta percepción para concretar esta historia”.
La película que desde ayer se exhibe en salas de los cines Gaumont, Village Avellaneda, Village Rosario, Showcase Haedo y Hoyts Unicenter, estará los sábados de marzo a las 22 en la sala del Malba (avenida Figueroa Alcorta 3415, Capital).
¿En qué momento se dio cuenta que en esa historia había una película?
Daniela Castro: Encontrar a este personaje tan complejo, que se había multiplicado y transformado una y otra vez en el sujeto que la vida le iba exigiendo. Un ser capaz de distorsionar, incluso, su propio imaginario, que había renunciando al derecho más elemental de la identidad: el nombre, fue la certeza que requería para emprender con ella un viaje por su memoria y su cuerpo, el único territorio común que comparten todas las versiones de Yineth.
¿El valor de Yineth es que representa el drama colombiano o que lo desnuda?
El drama colombiano tiene y tendrá una infinidad de representaciones, porque en más de 60 años de guerra, cada destino, cada sujeto que habita este territorio, cada comunidad que queda en medio de fuego cruzado, cada ser humano que atado a las circunstancias puede ser la victima o el victimario, puede tener en su memoria partes de la triste historia de Colombia. Tantos años en conflicto llevó a los límites del absurdo. Así que creo que más que nada la vida de Yineth confronta y hace preguntas necesarias sobre el drama nacional.
Más allá de ese fuerte color local ¿Qué siente que hace universal ese relato cinematográfico?
Conocer la historia de Yineth para luego entender que existen posibilidades, que estamos a tiempo de reivindicar los derechos de quienes habitan en un país, de las mujeres del mundo, de los hijos de ellas. Esta es la esperanza que me regala esta película. En una primera lectura el documental parece tener una impronta bastante nacional pero esta es la historia de muchas de nuestras mujeres latinoamericanas, aquellas que han vivido en una especie de marginalidad, en un contexto trastornado, siendo invisibles para gran parte de la sociedad; madres cabeza de familia, trabajadoras exitosas, soldados, guerreras, campesinas y, sobre todo, sobrevivientes.
¿Qué posición tiene en relación al proceso de paz en su país?
Creo en la paz de Colombia, pero me abstengo de participar en este espectáculo que ha dividido por completo al país. Espectáculo que hace ver como si la paz fuera tema de una persona, de un gobierno y no un sueño colectivo.
(Télam)