La entrega de los Premios Nobel de Literatura 2018 y 2019, el martes próximo en la Sala de Conciertos de Estocolmo, a la polaca Olga Tokarczuk y el austríaco Peter Handke respectivamente, tendrá como marco una protesta contra este último, promovida por madres de las víctimas del genocidio Srebrenica, ocurrido en 1995, cuando fuerzas serbobosnias asesinaron a unos 8.000 varones musulmanes.
Los cuestionamientos a Handke surgieron en 1996, a partir de la publicación del libro “Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Sava, Morava y Drina, o justicia para Serbia” (1996), denunciado de panfletario y de desconocer la matanza ordenada durante el gobierno del presidente serbio Slodovan Milosevic (1941-2006), condenado en La Haya por crímenes de lesa humanidad.
“Es una vergüenza distinguir a Handke con un Nobel y no queremos reunirnos con representantes de la Academia Sueca después de que nos enviasen una carta diciendo que no entendemos la literatura”, dijo a la agencia de noticias Efe Munira Subasic, titular de la asociación Madres de Srebrenica, tras recordar que Handke cuestionó la sinceridad del dolor de esas mujeres.
Subasic perdió a un hijo de 21 años en la matanza; solo recuperó dos huesos, que enterró en el centro memorial de Potocari, donde se encuentran inhumadas 6.610 víctimas identificadas hasta ahora.
Una vez anunciado el ganador del Nobel 2019 (junto a la ganadora del 2018, definición que se había suspendido por el escándalo de abuso sexual y malversación de fondos), la Academia Sueca publicó un comunicado señalando que Handke “es un autor provocador que se expresó de modo inadecuado y poco claro en cuestiones políticas, aunque no tiene en sus escritos nada que implique un ataque a la sociedad civil o al respeto por la igualdad de las personas”.
El texto, titulado “Por supuesto que no vamos a premiar a un defensor de la guerra” y publicado en la página web del Dagens Nyheter, el diario con mayor tirada de Suecia, fue firmado por el secretario permanente de Academia Sueca, Mats Malm, y el académico Eric Runesson.
“Lo acusan de relativizar la masacre por referirse a otras cometidas durante la guerra. Es difícil ver cómo eso implica restarle importancia a los hechos especialmente crueles del genocidio de Srebrenica”, señalaron en el artículo donde recuerdan que en 2006, el mismo año en Handke fue al entierro de Milosevic para despedirlo, el diario alemán Süddeutsche Zeitung publicó declaraciones suyas afirmando que lo ocurrido en Srebrenica fue el “mayor crimen contra la humanidad en Europa tras la II Guerra Mundial”.
Respecto de la presencia de Handke en el funeral del líder serbio, a quien había visitado en La Haya durante el juicio por genocidio en las guerras balcánicas, los académicos señalaron que si bien esa decisión “puede haber resultado insensata (…) no existe ninguna prueba” de que haya glorificado las matanzas o negado los crímenes.
Al conocerse el fallo del Nobel, consultado sobre la polémica que persigue a Handke por su oposición a los ataques de la OTAN en Belgrado en 1999 y su visita a Milosevic, el académico Anders Olsson respondió: “Este no es un premio político, Handke es un autor enorme”.
Por su parte, el escritor que el viernes hablaría con la prensa anticipando la entrega del Premio rechazó haber cuestionado la matanza de Srebrenica y dijo que su obra matizaba la imagen internacional de los serbios como “malvados” y de los bosniomusulmanes como “buenos”.