El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es conocido por sus reacciones poco diplomáticas en Twitter contra el periodismo. También, por su retórica belicista y su destrato hacia las mujeres, musulmanes e inmigrantes. Pero además, Trump forma parte de un minoría que, en contra del consenso científico, duda de que el cambio climático sea algo real. Esta creencia se plasmó en estas horas en la designación que el mandatario realizó para ocupar el cargo de director en la NASA.
El magnate republicano designó al frente de la agencia espacial estadounidense al senador Jim Bridenstine, quien piensa que el cambio climático no tiene nada que ver con la acción del hombre.
Bridenstine, senador republicano representante de Oklahoma, tiene un título en economía, negocios y psicología, y quiere que la humanidad establezca una base en la Luna para aprovechar los recursos minerales que pueden extraerse del satélite. Pero no cree que el calentamiento global sea causado por las actividades humanas que liberan a la atmósfera dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
“El clima cambia cada día, siempre lo ha hecho. Hubo períodos mucho antes del motor de combustión interna en los que la Tierra estaba mucho más caliente”, dijo el legislador, en una entrevista con Aerospace America, a contramano de lo que la mayoría de la comunidad científica ya probó. Lo más curioso es que la NASA, el organismo que está a punto de dirigir, realiza estudios sobre cambio climático a partir de la evidencia recolectada, que indica que el fenómeno tiene un origen antropogénico.
Ahora será el Senado el que deba finalmente aprobar la designación de Trump. Y ya hay voces en contra del veterano de guerra Bridenstine: Bill Nelson, senador demócrata por Florida, le dijo al portal Politico que la NASA necesita en su más alto puesto a un profesional del espacio y no a un político. En tanto el republicano Marco Rubio afirmó que la llegada de Bridenstine a la agencia espacial sería “devastador” para el programa espacial.