Gustave Courbet pinto, en 1866, uno de los cuadros que más escandalizó al mundo del arte y a ajenos a este. Se trata de la pintura titulada “El origen del mundo”: el primer plano de una vagina. Hasta hace poco, nada se sabía de la modelo que había posado para el trabajo del artista francés. Pero ahora el misterio llegó a su fin.
La obra se encuentra exhibida en el Museo de Orsay, en París. Sin embargo, no siempre fue mostrada como sucede actualmente. A lo largo de los años sus dueños la mantuvieron oculta, a veces detrás de otro cuadro o detrás de cortinas. En la Segunda Guerra Mundial, el cuadro quedó en manos del ejército ruso, que lo devolvió a su último dueño, el barón húngaro Ferencz Hatvany. Luego fue adquirida por el psicoanalista francés Jacques Lacan, quien también lo mantuvo oculto. Cuando murió, en 1981, “El origen del mundo” pasó a manos del Estado francés.
En todo este tiempo la identidad de la mujer que posó para Courbet era todo un misterio. Todo cambió gracias al historiador francés Claude Schopp, al revisar la correspondencia entre Alejandro Dumas hijo y George Sand dio con el nombre de la mujer que dio origen al mito. A 152 años de la creación del pintor, Schopp determinó que la modelo se llamó Constance Quéniaux y fue bailarina en la Ópera de París. Al momento de posar para el artista tenía 34 años.
Hasta ahora se habían propuesto distintas identidades a la modelo de Courbet -incluida Joanna Hiffernan, amante del pintor- pero ninguna alcanzaba suficiente certeza.
Schopp contó que su hallazgo fue producto de la casualidad y que él solo buscaba en la correspondencia alusiones a la obra en cuestión. “No se puede pintar con pincel más delicado y sonoro la entrevista de la señorita Queniaux de la Ópera”, escribió Dumas en una de las cartas. A Schopp la palabra “entrevista” le resultó extraña. Cuando consultó la correspondencia original verificó que esta palabra (“interview” en francés), en el original figuraba como “interior” (“intérieur). Para el autor, fue un click.
“Este testimonio de época descubierto por Claude me permite decir que hay un 99 por ciento de posibilidades de que la modelo de Courbet fuera Constance Quéniaux”, afirmó a AFP la directora del departamento de estampas y fotografía de la Biblioteca de Francia, Sylvie Aubenas. Según Aubenas, tal vez la identidad de la mujer haya sido un secreto “conocido por todos” en su época, pero el paso del tiempo (y la carrera de Quéniaux , que se transformó en filántropa) hizo que el nombre no llegara -hasta hoy- a la historia del arte.