A partir del 10 de marzo se presenta en la Sala de exposiciones ArtexArte (Lavalleja 1062) de la Fundación De Alfonzo y Luz Castillo Curaduría la exhibición “Borrador de un cuerpo intervenido” con fotografías de 29 Artistas de 7 países. La muestra ha sido curada por Ana Casas Broda (España / México) y Gisela Volá (Argentina).
El cuerpo visto, fotografiado, dispuesto desde diferentes perspectivas y voces, entendido como territorio de la identidad individual y colectiva, como terreno de la experiencia, de la sexualidad, la maternidad, los vínculos con el otro, la interacción con la sociedad, como espacio político y poético.
El terreno interno y externo, lo público y privado, lo colectivo y lo individual, el tiempo, el lugar de origen, el espacio de gozo y de dolor, de placer, de deseo. Cuerpo e identidad donde lo femenino/masculino se mezclan en su vulnerabilidad, en su belleza y provocación, pero también dejar de ser dicotomías enfrentadas, quizá una proyección de la ilusión de igualdad.
Algunas de las obras fueron también, concretamente intervenidas, aportando a la significación general del título de la muestra, el elemento de lo ajeno entrando, de este ida y vuelta que deja un saldo de transformación.
La intervención como aquello que podría haber sido, o que aún no puede ser más que en la misma acción, mostrando a la mirada lo oculto, o explorar lo innombrable, en documentar la experiencia, en evocarla, o en narrar historias. En otros casos, las intervenciones son más bien elementales, abstractas, casi como si no estuvieran ahí, lo que se evoca se convierte en producto, la imagen acabada de eso intervenido.
Esta muestra busca crear relaciones entre los cuerpos de trabajo desde diversos puntos de vista, trazando conexiones de diferente índole que buscan expandir las lecturas de la obra y provocar ecos entre unas y otras, que despierten en el espectador preguntas sobre su propia identidad y sobre el medio de la imagen contemporánea.
También se trata de un borrador, aquello perfectible, manipulado pero aun no acabado, no finalizado. Quizá la pregunta sea si puede pensarse en un cuerpo intervenido de forma definitiva y acabada, inmodificable, una y otra vez. O quizá nunca dejemos de ser borradores de nuestras propias experiencias.