Un espacio rodeado de zapatillas y zapatos sostenidos por unas sogas invitan a sumergirse en el mundo de dos ex presos políticos que se juntan todos los domingos a las tres de la tarde para escapar del encierro y la opresión. Ellos juegan a ser Don Quijote y Sancho Panza para transportarse a un lugar donde la imaginación es el refugio donde mitigan el dolor que deben soportar en ese contexto de encierro.
Dirigida por Florencia Suárez Bignoli, esta adaptación de la obra del autor argentino-ecuatoriano tuvo sus primeras presentaciones hace ocho años atrás. “La Razón Blindada es un texto muy interesante. Tiene que ver con lo que me gusta hacer en el teatro; contar historias que hayan existido en la vida social-política y transformarlos en ficción, dándole belleza al relato”, reflexiona Suárez Bignoli.
Desde sus primeras presentaciones, la directora tomó la decisión de actualizar algunas cuestiones de la obra. “Decidí ampliar las posibilidades de interpretación de la historia y poder contar algunas opresiones, tristezas o dolores actuales de la sociedad o de la política. Las cuerdas y los zapatos generan un espacio de no-lugar, busqué cosas muy concretas que simbolicen que hubo personas en ese lugar donde están Sancho y De la Mancha. Cada espectador puede resignificar el espacio en función de sus necesidades y experiencias.”, afirma la directora de la obra que se presenta en el Teatro La Carpintería –Jean Jaures 858- hasta fines de agosto.
En 2012, la directora de “La Razón Blindada” viajó a Quito (Ecuador) para realizar un taller intensivo con el Grupo Malayerba, una de las agrupaciones más importantes de teatro latinoamericano que el actor y director Arístides Vargas, fundó junto a otros integrantes en 1979. Allí, pudo establecer contacto con Arístides. Sobre esta experiencia, la directora y actriz recuerda: “Fue un trabajo intensivo de diez días, hubo varios talleres. Ahí vi diferentes obras de su producción. Una de ellas fue La Razón Blindada, obra donde Arístides también actúa. Fue muy emocionante trabajar la obra. Enseguida, sentí la necesidad de contar la historia de Arístides, la de su hermano y la de miles de argentinos”.
Arístides Vargas nació en Córdoba (Argentina) pero siendo muy niño se trasladó a Mendoza. A finales de 1975, víctima de un exilio forzado por la dictadura militar, debió radicarse en Quito (Ecuador), donde fundó Malayerba. Además de presentar obras, la compañía teatral también realiza seminarios para teatristas de toda Latinoamérica.
Su dramaturgia está atravesada por la memoria y el desarraigo que conlleva el exilio pero todo llevado con una pátina de humor y poesía. “Su dramaturgia es tan sólida que se universaliza por el contenido y por la forma. Cada país puede interpretar las piezas teatrales de Arístides según su propia historia y sus propias tragedias. La identidad, los temas y la forma de abordar esos temas es el gran aporte que hace su dramaturgia a la realidad latinoamericana. Habla del horror de manera bella. Es la única manera que se puede soportar tocar el horror en teatro”, dice Florencia Suárez Bignoli, directora de La Razón Blindada.
El humor es una de las claves más importantes de La Razón Blindada. Es una de las formas que De la Mancha y Sancho Panza encuentran para escapar de la cruda realidad que viven.
Un comedor, un patio, un desierto son los lugares donde Maite Velo y Daniel Begino transportan al espectador. Ellos construyen un túnel “intangible” donde se entrecruzan el encierro y el anhelo de libertad. Ambas sensaciones son transmitidas por los actores desde la poesía de sus diálogos, cargados de nostalgia por lo que está afuera. Desde lo corporal, transmiten en el encierro a través de movimientos escasos. Mínimos pero cargados de un profundo sentimiento. “El encierro que viven los personajes tenía que pasar y sentirse en el cuerpo. Son cuerpos que están luchando contra ellos mismos para no caer. Los personajes se están dando ánimos constantemente. El adentro es el encierro, el horror, la opresión y la ausencia y el afuera representa la esperanza, la necesidad de salir de ese horror, es todo lo que anhelan y desean; la libertad. No es una idea abstracta o lejana, sino la libertad diaria de poder mirarse a los ojos. De la Mancha y Panza no pueden tocarse en toda la obra y, por momentos, ni siquiera pueden mirarse”, señala Bignoli sobre la construcción del adentro-afuera que se genera en la representación.
Florencia Suárez Bignoli se define como una directora que le “gusta hablar de temas políticos y sociales y que el público se conmueva”. En su cabeza resuena una frase que le dijo Arístides durante su experiencia en Ecuador. Y ese lema lo traslada a sus experiencias en la dirección. “El teatro tiene la obligación de tener esperanza y de generar nuevos imaginarios y nuevas realidades posibles y concretas, sino ¿Para qué lo hacemos? Para contar que la estamos pasando mal”, finaliza la directora e integrante de Uma Minga, la cooperativa teatral que tiene junto a sus amigas.
Ficha técnico-artística:
Dramaturgia: Arístides Vargas
Dirección: Florencia Suárez Bignoli
Asistente de dirección: Iñaki Bartolomeu
Actúan: Maite Velo y Daniel Begino
Diseño Sonoro: Pol E. González.
Diseño de iluminación: Esteban G. Lahuerta
Fotos: Sol Schiller
Gráfica: Feroz
Redes y Material Audiovisual: Bárbara Gyalay
Prensa: Marisol Cambre
Producción: Grupo teatral Uma Minga – Casa Sofía
Chequea los horarios en nuestra cartelera PasaloBien.com