Sin embargo, volvió a sentar las mismas posiciones que ha sostenido en los últimos días en la controversia que sobrevuela a Estados Unidos sobre la tenencia de armas y los maestros armados, tras el tiroteo que se produjo la semana pasada en la secundaria de Parkland, Florida, donde 17 personas fueron asesinadas por un ex alumno con un fusil de asalto.
El presidente estadounidense siguió tuiteando, y en un destello de creatividad escribió: “La historia muestra que un tiroteo en la escuela dura, en promedio, 3 minutos. Se necesita policía y socorristas que tardan aproximadamente de 5 a 8 minutos en llegar al lugar del crimen. Altamente entrenados, expertos en armas, maestros/entrenadores resolverían el problema al instante, antes de que llegue la policía. ¡Gran disuasión!”, prosiguió.
En otro tuit, volvió con la idea de aumentar la edad a 21 años para comprar cualquier tipo de armas y de terminar con la venta de los llamados “bump stocks”, dispositivos que permiten a las armas semiautomáticas disparar como ametralladoras. La edad mínima para adquirir un arma de fuego en Estados Unidos es 21 años, si es una pistola, y 18, si es un fusil de asalto. Trump subrayó que va a presionar “enérgicamente a favor de una revisión exhaustiva de antecedentes, con énfasis en la salud mental”.
Pese a ser un defensor del derecho a portar armas, la presión producida por la tragedia llevó al mandatario a considerar la adopción de algunas medidas de control de armas que contradicen la política de la poderosa Asociación Nacional del Rifle, de la que Trump recibió 30 millones de dólares en donaciones para su campaña electoral.
El autor de la masacre en Parkland, Nikolas Cruz, de 19 años, compró legalmente el fusil de asalto con el que disparó en la secundaria el día de San Valentín, pese a haber sido expulsado de la escuela por motivos disciplinarios y tener antecedentes de agresividad y automutilación.