“El presidente Abbas reafirmó nuestra firme posición: no puede haber un Estado palestino sin Jerusalén este como su capital, como establecen las resoluciones que tienen legitimidad internacional y la iniciativa de paz árabe” de 2002, agregó Rudeina.
Como una espiral, la tensión no paró de crecer hoy. Abbas llamó por teléfono a su par ruso, Vladimir Putin, al papa Francisco y a dos influyentes aliados en la región, el rey jordano y el monarca de Marruecos, Mohammed VI. El llíder palestino les pidió que actúen rápidamente para proteger los lugares sagrados de Jerusalén y evitar una escalada de violencia en la zona, según la agencia de noticias oficial palestina Wafa.
Turquía, uno de los socios de la OTAN más relevantes en la región, amenazó con romper relaciones diplomáticas con Israel y convocar una cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OIC) si la Ciudad Santa es reconocida como capital. “Jerusalén es la línea roja para todos los musulmanes”, sentenció el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ante el Parlamento de su país. Jordania ya convocó a una reunión de urgencia de la Liga Árabe para el sábado.
Las críticas sobrepasaron la región y se escucharon hasta en el corazón de Europa. Francia, Alemania, Italia y la Unión Europea reafirmaron su compromiso con una solución negociada entre israelíes y palestinos al conflicto, que incluya el estatus definitivo de Jerusalén.