“Amo trabajar con el chocolate. Me gusta inventar sabores”, expresó esta docente jubilada que comenzó hace ocho años como un hobby y desde hace dos, tras finalizar su profesión, se abocó “full time” tanto en la producción como en la capacitación y hoy esa actividad que hacía en su tiempo libre se convirtió en una empresa.
Blaiota aseguró que existe un acostumbramiento a los bombones tradicionales como por ejemplo los de licor o dulce de leche, y afirmó: “Me gusta buscar nuevos colores, pensar combinaciones posibles de sabores y encontrar el equilibrio en esas conjunciones”.
Todo su trabajo es puramente artesanal, lo hace con sus manos sin ningún tipo maquinaria industrial, lo cual demanda una determinada cantidad de tiempo que para ella es absolutamente disfrutable.
Al igual que un alquimista, Blaiota, en su proceso de búsqueda juega a combinar sabores para encontrar la fórmula adecuada.Un día concluyó que las trufas de chocolate con queso azul y queso brie- fabricado por la empresa linqueña “La Suerte”- se acompañaban a la perfección, y un vino blanco es el partenaire ideal para degustarlas.
Otras de las confituras novedosas son las trufas de frutos del bosque con pimienta, las de ciruela y nuez, de naranjas, y la ganache con pizcas de azafrán.
(Fuente NA)